Por: Daquella manera en flick
Cuando eres niño…, quiero decir que
cuando eres un ser humano de edad reducida, y de reducida altura…se
pone uno, retos y desafíos más bien estúpidos. Ahora cuando somos
talluditos la verdad es que también pasa… y un reto y un desafío
fue lo que pasó aquella bonita tarde de primavera en la que los
siete amigos que conformaban la banda decidimos dirimir una disputa
sin importancia, con una apuesta.
Había cerca de donde vivíamos una
antigua casa a la que llamaban “la telegrafía”, curiosamente en
ella se habían albergado hasta no hacía mucho tiempo los servicios
de telégrafos, que cosa más curiosa y a la vez coherente… Era un
edificio imponente (impotente es otra cosa…) con unos ladrillos
bien perfilados y un granito sólido y frio, pero que ya nos dejaba
adivinar aun siendo niños que las cosas si no se cuidan se echan a
perder, empezaba aquel edificio a mostrar huellas del deterioro y
abandono y por eso era tan atractivo para unos niños como nosotros
aventurarnos en su interior y jugar al escondite o a lo que cayera...
y nunca mejor dicho: lo que cayera…
Era el chileno, oriundo de chile,
lógicamente. El tipo era delgado y nervudo, moreno y con unos ojos
vivarachos que no se estaban quietos, como él, que tampoco paraba
en rama verde…El chileno tenía una bici americana, no de Chile, si
no americana de las que no tenían frenos y se paraban dando pedales
hacía atrás. La bicicleta y el hecho de ser Chileno le confería un
halo de magia que a todos admiraba y causaba estupor. Además de la
musicalidad con la que hablaba que nos dejaba a todos ensimismados,
pendientes de aquella extraña para nosotros forma de comunicarse,
con tanto respeto y dulzura ajeno todo ello a nuestro modo de
conducir nuestras relaciones sociales…que se basaban básicamente
en : ¡Eh, Tú! Y poca cosa más…
Aquel día de verano los mayores habían
hecho una hoguera, como para celebrar las fallas pero sin tener que
ver nada con aquellas, el refugio era un remanso que había entre
cuatro árboles y en el que nos contábamos mil cosas los unos a los
otros, por eso surgió de manera que nadie sabría decir cómo pero
de repente estaba diciendo el Chileno:
-Si me subo a la ventana del primer
piso de “la telegrafía” me dais cien pesetas. —Dijo mientras
señalaba el edificio que se encontraba a unos cien metros.
-No tienes lo que hay que tener- Le
contesto Joaquín, diciendo esto mismo pero utilizando palabras menos
finas…, y mucho más contundentes…
Joaquín, que era el único que podía
tener aquella fortuna, sacó las cuatro monedas de veinticinco
pesetas y las puso cuidadosamente en una piedra que hacía las veces
de mesa y el chileno sacó dos monedas de veinticinco y una de
cincuenta. A nadie se le debe escapar que esto hacía también las
cien pesetas y me las dieron a mí que desde siempre he engañado a
la humanidad con mi cara de hombre serio y formal…, sin serlo, o al
menos no tanto como parece… Que si, que no, y en el siguiente
instante el Chileno empezó a caminar hacía “la telegrafia”…,
-¡Eh ¡¿Cómo sabemos que has estado
en el primer piso?—le preguntó uno que ya debía ser pájaro
viejo…
-Cuando esté en el primer piso me
pondré en la ventana y encenderé el mechero…--Dijo el chileno, y
como era casi noche cerrada nos pareció bien.
Pues hacia la telegrafía que se fue el
temerario, dejamos de verle entre las puertas y unos bidones,
estábamos todos expectantes y si alguno hubiera tenido la mala leche
de soltar allí mismo un grito por lo menos más de dos se habrían
caído fulminados al instante, o por lo menos yo me habría caído
dos veces…, seguro, pero no se le ocurrió a ninguno y seguimos
pendientes de ver si se encendía la lucecita.
--¿Joer, a que me gana las cien
pesetas el mendrugo este…? – Dijo Joaquín temiendo… con
fundamento, por su pequeña fortuna.
--Di, di, di, dicen que hay seres
extraños en, en, en el primer piso.- Dijo el miedoso en código
Morse por aquello de “la telegrafía”…
De repente se hizo la luz en el primer
piso, levemente y por muy poco tiempo, pero lo suficiente como para
que todos viéramos que “el chileno” no estaba solo, al lado de
él y ligeramente detrás había una figura humana inmóvil pero yo
creo que era lo único inmóvil porque se volvió a encender la luz
del mechero y pudimos ver como “el chileno” se había dado la
vuelta y escrutaba el primer piso en busca de aquella extraña
presencia. No pudimos ver nada más, pero oír si que oímos…,
porque a continuación se oyó: --¡Ay, madre mía! – Sin acento
alguno…, ni musicalidad ni leches. Y en el momento siguiente entre
la oscuridad un bulto sospechoso que salía por la ventana, yendo a
caer en un montón de tierra.
Hay ocasiones en la vida que no
alcanzas a entender el porqué de las cosas y yo nunca entenderé
cual es el resorte extraño que consigue poner de acuerdo una gran
cantidad de personas en hacer lo mismo en el mismo instante, todos
nos levantamos del mismo sitio y emprendimos una carrera alocada por
aquella oscuridad infinita atropellándonos unos a otros sin
miramiento alguno y sin hacer caso a los gritos que profería “el
chileno” desde la lejanía…, ¡Volved cabrones…, ayudadme que
me he joio la pierna!
No pudimos ver ni oír nada más pues
hubo una desbandada general y cada cual tomó el camino que la
providencia tuvo a bien aconsejarle siendo el más utilizado el más
corto que llevaba a casa…, cada uno a su casa. Aquella noche y las
siguientes no pude pegar ojo, pensando en la figura inmóvil, pero
una tarde decidimos ir a casa de “el chileno” por si él, que
estaba cerca tenía más datos acerca de aquella misteriosa figura,
cuando su madre nos vió aparecer, nos hizo pasar a la habitación de
su hijo y pudimos ver al “chileno” con la pierna en alto,
escayolada y con un tebeo de Mortadelo y Filemón por única
compañía.
Nos miró de arriba abajo y sin
pestañear extendió su mano derecha en dirección a Joaquín y dijo
con el más bonito de los acentos: -¡Mis doscientas pesetas!
Buenos días a todo/as.
ResponderEliminarAnda que si además del miedo que pasasteis os juzgan por denegación de Auxilio, ¡¡Vaya cuadrilla!!.
Hola Valmor.
ResponderEliminarLa única denegación (digamos que...honerosa) hubiera sido negarle las doscientas pesetas al Chileno, que pese a tener un hablar suave y melifluo tenía una mala leche que "pa que"
Anónimo dijo...
ResponderEliminarAmigo Perolo: he quedado un poco descolocado porque al final no supe que o quien provoco la salida estrepitosa del chileno por la ventana.
Veo que te felicitan por tu cumpleaños, es un poco tarde pero me uno a esa felicitación, !mas vale tarde que nunca!. Aprovecho para felicitarte por tus relatos y también para saludar a Valmor que anda por ahí. Un saludo Jeromin-u
1 de diciembre de 2011 20:24
Hola Jeromin, puede ser que falte alguna mención sobre ese punto, lo cierto es que después de la salida un tanto precipitada del chileno nadie manifestó curiosidad ni deseo alguno sobre la conveniencia de desvelar semejante misterio, así es que pudiera ser cualquier cosa, desde un chaquetón colgado hasta una manifestación de vida espiritual, cualquiera de las dos no suscito suficiente relevancia como para averiguar mucho más; y la verdad, paso de vez en cuando por el edificio, ahora ya remozado y convenientemente "asegurado" y solo se ven ordenadores y mesas, eso sí en el patio una gran antena parabólica, que por cierto le hubiera venido de maravilla al chileno para amortiguar algo la caída.
ResponderEliminarUn saludo y gracias por visitar el sitio.
Se te ha olvidao decir que ese amigo tuyo chileno fue el que corrió la voz en latinoamérica de que aquí se ganaban doscientas pesetas sin dar ni golpe, aunque para golpe el que se metió él. La verdad es que en esa época es que era raro ver a un extranjero, ahora lo raro es ver a un español, o por lo menos a un español que no esté en el paro, jejeje.
ResponderEliminarSaludos manchegos
¡Que buen saber de vuecencia! Vuelves a casa por Navidad como los turrones...Ya salió lo de la comida...Si es que pocas cosas cambian, aunque cambie todo...
ResponderEliminarAquel Chileno tenía madera de líder( Más que madera lo que tenía era un madero; que se lo digan a las costillas de alguno...) Siempre se salía con la suya...excepto el día que vino con la bici americana que vino con la de otro...¡Vaya bicharraco..!
Bueno Don Manchego espero que todo le vaya razonablemente bien que yo sé que se lo merece.
AAAAAAAAAaaadios.
Tu blog está excelente, me encantaría enlazarte en mis sitios webs. Por mi parte te pediría un enlace hacia mis web y asi beneficiar ambos con mas visitas.
ResponderEliminarme respondes a munekitacat19@hotmail.com
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Catherine