miércoles, 8 de julio de 2009

PASODOBLE

El Pasodoble, es este un baile sencillo y muy español, pese a que los franceses quieran hacer como con el Gazpacho, diciendo que es un invento suyo llamado Vichyssoise y disimulan haciéndolo con puerros, con el pasodoble por mucho que se pongan Morriones en el sombrero no nos harán dudar…

Se ponen los dos bailarines uno enfrente del otro y entrelazan sus manos uno la izquierda y el otro la derecha, porque si fuera de otra forma no quedarían uno enfrente del otro y esto parece ser que es primordial. Una vez enlazadas la manos y enfrentados los cuerpos, se desplaza uno de ellos hacia la izquierda ligeramente, con el objetivo (creo yo) de evitar que algún “roce” indeseado pueda parecer chabacano y fuera de lugar, por supuesto, fuera de lugar si que es…

Es este baile uno de los preferidos por el público en cualquier fiesta rural y no tan rural, pero para mí el encanto verdadero reside en el momento en que se distingue el comienzo de una pieza y es perceptible el arrastrar de las sillas y los tirones que las damas procuran a sus parejas con tirones de la mano sin hacer concesiones al entendimiento oral, pues no es necesario ninguna palabra ni siquiera cabe discusión cuando una mano femenina y casi siempre “madura” tira de otra masculina para que se conviertan en una mano una voz y un solo cuerpo en una confusión tal que se mezclan cuerpos y movimientos haciendo una simbiosis tal que es digna de admirar.

Ocurre algunas veces que el deseo de bailotear no es compartido o lo que es lo mismo cuando el elemento masculino se “barrunta” la cercanía de algún pasodoble y trata de evitar las evoluciones sobre la pista, desapareciendo con una urgentísima necesidad de cualquier excusa sin importancia, que suele ser: ¡Voy a tomar algo!. Esto que ocurre solo de vez cuando lo solventan las damas de un manera solidaria bailando dos de ellas juntas sin que suponga rareza alguna , otra cosa es lo contrario dos danzantes masculinos es más dificil de ver, sobre todo en la plaza del pueblo.

Uno de los momentos más felices para mí en el verano es estar en la plaza del pueblo, recién duchadito con un polo que generalmente debe ser Lacoste para que todo el mundo sepa la gran importancia que tiene para uno mismo ese momento mágico…tanto que me puedo gastar setenta y dos euros en un polo para lucirlo bailando un pasodoble, no esto es mentira, nunca me he gastado setenta y dos euros en un polo ni siquiera en un Mágnum (lo siento, me salió solo el chiste) vamos que con un polo que esté limpio y lustroso es suficiente…, yo no soy muy ducho en esto del baile…, pero me ducho mucho (lo siento, me salió solo, otra vez…) si hay agua si, no, no.

Ese momento en el que no corre ni una brizna de aire, (suponiendo que las briznas pertenezcan al viento…), en el que se sienta uno en medio de la plaza…en la que le han reservado una silla de plástico blanco o verde y en la que después de tres cuartos de hora tendremos la espalda más sudá que la camiseta del encargado de un baño turco haciendo horas extra…ese momento es mágico, suenan los primeros acordes del pasodoble y se dirigen los menos jóvenes con presteza al centro de la plaza y con cara de absoluta seriedad como exige este baile de origen Marcial (Que bueno el pasodoble Marcial) y una vez en simbiosis total se ponen a evolucionar como un solo cuerpo planetario…con pasitos cortos, con vueltas y requiebros y una paradita para aplaudir al trompetista (en el caso que lo hubiera o hubiese…)

Otro día hablaré de la juventud, más concretamente de Amy Winehouse que debe ser Ami La Bodeguera, que no es mal grito: ¡ A mí, la bodeguera!, que me quedao sin vino… No señor no es mal nombre….