jueves, 29 de mayo de 2008

CUANDO ERA NIÑA

Cuando era niña me gustaba pasar mucho tiempo con mi abuelo, en realidad no me gustaba , lo que ocurría es que el hombre debido a su edad apenas veía y mi madre me otorgó el bonito encargo de cuidar de él mientras pasaba las "tardes- noches “al fresco de la sombra, quizás era él, quien cuidaba de mí, no sé, la cuestión es que pasábamos mucho tiempo juntos y como todas las personas teníamos nuestras discrepancias que en numerosas ocasiones acababan frente a mi madre, haciendo mi abuelo de "acusica" y "chivatillo" sin ningún tipo de pudor ni recato, cosa que a mí me causaba asombro pues aquella actitud se la atribuía a niños, y por lo general a niños más pequeños que yo, un día después de cenar y teniendo como postre unas hermosas uvas me dedique a echarle cerca los pellejillos, pues siempre fui muy señoritinga, el motivo de tan execrable acción, no era otro que habiendo pedido yo a mi abuelo un pequeño detalle en forma de monedas el muy tacaño me había mandado que se lo pidiera a mi madre, pues el tenia muy poca, muy poca voluntad. Como quiera que hacía calor las moscas acudían por cientos y se cebaban con mi abuelo Víctor, Vítor decíamos todos, aunque el remarcaba en cualquier ocasión que su nombre era con "c" , al cabo de un rato aquello era insoportable y hasta yo, que le guardaba rencor empecé a sentir cierta misericordia, la cual se me pasó enseguida porque empezó a llamar a mi madre como un poseso, y "poseso" vi claro que aquello acabaría mal, mi madre acudió a la llamada de aquel anciano gritón, total porque cientos de moscas no le dejaban en paz, y mi corazonada se cumplió cuando mi madre vio los restos de uva y el festín que se estaban dando las moscas(con mi abuelo). Es increíble como con un leve movimiento de su mano izquierda consiguió espantar todas las moscas incluida yo, que me metí en casa con un repentino quemazón en la nuca, producto de la mano de espantar moscas, la mano izquierda de mi madre.

No es porque yo lo diga pero aún se me da bien cantar, por entonces era un primor cantando las canciones de "Joselito" y de "Marisol" y ahora las de Merche las dejo mejor que "dignas", pero echo de menos aquel público incondicional que era mi abuelo, al que dedique no pocos conciertos en vivo y en directo, por entonces yo era la única cosa que alegraba la triste vida de mi abuelo pues era oírme cantar y su corazón se alegraba pero el mío era duro como el pedernal y hasta que no conseguía arrancarle alguna monedilla, la que no se arrancaba era yo, menciono ahora un detalle que es primordial para el entendimiento de los acontecimientos que a continuación paso a relatarles y no es otro que el hecho de que mi abuelo era aficionado a un liquido elemento y que era de color rojo, rojo tinto, como el vino, vino tinto, que si, era un catador de vinos excelente, pero a veces le fallaban las matemáticas y lo que en un principio iban a ser dos vinos se multiplicaban y luego conseguían dividir las facultades de mi abuelo, no siendo una ni dos las veces que alguna "amable" vecina había puesto en conocimiento de mi madre el empeño de mi abuelo en demostrar que el gracias a Dios, tenía dinero para pagar sus "debilidades" y que no debía nada a nadie y que podía caminar con la cabeza muy alta, pero con paso dudosamente titubeante, por los efectos del rojo elemento, el caso es que mi abuelo había criado una más que acusada fobia a la palabra "borracho" y había que tener las "cosas" muy bien puestas para siquiera introducir la palabra en una frase, aunque fuera de una forma accidental, pues se podía producir un "accidente" como de hecho se produjo. La cuestión es que aquel día mi admirado público me pedía una y otra vez un bis de ésta o de aquella canción, y como que quiera que yo vi que mi abuelo se lo estaba pasando muy bien, puesto que acompañaba mis trinos con unos acordes de guitarra arrancados a la garrota recia y fuerte que siempre le acompañaba, decidí ejercer de manager y pedir mis justos emolumentos, y ahí empezó un tira y afloja que acabo con un "tira".

Yo le hice ver a mi abuelo mis justas reivindicaciones, pero el nada, peor que todas las patronales juntas, no cedió ni un ápice, y yo empecé a enfadarme y como por entonces estaban de moda algunas canciones que hoy no serian políticamente correctas, pero que entonces no paraban de decir "chevecha" y "bodacho" una y otra vez, pues yo hicé un potpurrí de ellas, y mi abuelo fue transformando su bonita guitarra en un magnifico boomerang, mientras yo cantaba y me alejaba como la que no quiere la cosa y me puse detrás de la parra del patio, que daba magnificas uvas como ya mencioné antes, y además paraba los golpes que era un primor, porque mi abuelo al oír tanto mis dedicatorias se volvió hacia donde yo estaba y lanzó la garrota, por ver si mis bellas canciones paraban, asestando un estacazo a la parra, y haciéndola arrojar algunas hojas e incluso uvas, el caso es que yo me fui de puntillas a hacer mis deberes, esperando que mi abuelo se calmara y no ejerciera de "acusica". Me equivoqué.

lunes, 26 de mayo de 2008

Peras vs Platanos

Siempre nos dijeron que debiamos consumir platanos de Canarias, pero lo siento después de ver este video, prefiero las peras.




¿Vosotros qué preferis peras o platanos?




¿Cómo llegaria este hombre a la ocurrente idea de pelar un platano de esta manera?










domingo, 25 de mayo de 2008

LA NIÑA QUE FUI

Yo una vez fui niña, he hice cosas de niña. Hoy quiero hablarles del amor fraterno. Amor entre hermanos, hay que ver algunos siempre pensando en lo "mismo"; amor fraternal, para esto, del amor entre hermanos hay que tener algún hermano si no es bastante difícil, hecha esta aclaración diré que yo tuve uno de los mejores hermanos que se pueden tener, mi hermano era mayor que yo, ahora también, entonces la gran ciudad que hoy es, era un bonito pueblo, con casas de pueblo, tiendas de pueblo, y gente de pueblo, mi hermano me protegía de todos los problemas, mi madre nunca tuvo que decirle -!Cuida de la niña!- . Porque él lo hacía con el mayor de los desvelos, esto no quita que fuera un chinche, pejiguera que me agobiaba con muchas de sus tonterías y disputas sin venir a cuento. Esto es amor y lo demás es tontería.

Mi hermano tenía una bicicleta, bicicleta sin guardabarros, el y yo teníamos una tía, mi tía tenía una tienda, la tienda tenia palotes, sugus, caramelos damel, chicles bazooka, regaliz, palolus, caramelos "pequeñinos" de nata que no se cómo se llaman, pero de los que yo era capaz de meterme al menos siete, antes de empezar a babear, estaban envueltos con papeles brillantes que no sé si me gustaban mas los papeles o los caramelos, bueno no voy a mentirles me gustaban más los caramelos, el caso es que la tienda estaba "retirada¨", que demonios estaba en el quinto pino (sustituir "pino" por una palabra con "ñ"), y debido a que las pocas veces que habíamos ido a aquel paraíso de dentistas nos lo habíamos pasado bien, bueno va muy bien, mi hermano dijo ¿porque no vamos donde la tía?,-- y yo pregunte con cara de repentino interés --¿En la bici?, bueno en realidad no sé si lo pregunte antes o después de estar sentada en el sillín, pues fue visto y no visto, la bici era grande y no tenia guardabarros, es por eso que después de un rato de ir en el sillín de muelles dando botes y agarrándome fuertemente a cualquier cosa (cualquier cosa es mi hermano, ya ven "amor fraterno"), ocurrió que mi defensor particular no pudo esquivar un bache que ríete tu de los socavones del ave Sestao-Nueva York, y dando un bote fuera de toda normalidad me vi subida de repente en la rueda, rueda de atrás, rueda de atrás sin guardabarros, con mi faldita de tablas, de tablas plisadas, y las bragas, blancas, blancas hasta entonces, después de bajarme de la rueda, a duras penas y de un instante asqueada por tener aquel cenagal entre las piernas y el culo, me dirigí al que debía de cuidarme y le dije: ¡¿Pero, pero tú eres tonto?! (Ya sé que se pone un signo o el otro pero es que yo lo pregunté gritando) --¿ahora, que hago yo?, te vas a enterar cuando se lo diga a mama. El muy mamón no podía dejar de reírse, y yo con los muslos coloraos, y con aquel pedazo de "España mojá" en el culo. Ahora que se le heló la risa cuando vio que me quitaba las bragas, las guardaba en un bolsillo, y dándole un pedazo leche me subí otra vez al sillín saltarín , diciéndole a continuación , ahora vámonos pá casa, y si tienes lo que hay que tener , vuelves a hacer que me siente en la rueda, ni un bache cogimos, ni un regaliz, ni un palote, ni. . .

lunes, 19 de mayo de 2008

REPELUCOS II

Continuo con el relato de algunos episodios de mí vida, que como es normal no tienen ni tuvieron porque pasarme a mí,(¿curioso no?), pero que forman parte de mi visión de cómo veo yo, la relación entre animales, sean o no, humanos, ya quedó claro que siendo yo muy niño acontecieron varios hechos que imprimieron en mi carácter algunas particularidades que hicieron de mi, una persona digamos que "nerviosa" en presencia de animales.

Esta circunstancia ocurrió teniendo yo muy mermadas las capacidades que se adquieren con la edad y es por ello que primaba el sentido de la culpabilidad, y de la injusticia al ser yo acusado de algo incapaz de cometer. Tendría yo dos o tres años, Este año de cumplir dos a tener tres fue de lo más completo casi todos los desencadenantes de mis fobias tuvieron lugar en este periodo. Bien, recuerdo encontrarme en un espacio grande, debía parecerme muy grande, porque yo era muy pequeño o porque realmente era grande, el caso es que era una especie de cobertizo perteneciente a un colegio, al patio de un colegio de un pueblo de cuyo nombre no quiero acordarme (¿Donde habré visto yo esta frase?). Me encontraba solo, no sé porque pero entonces podíamos ir más libres a cualquier sitio, no como ahora que la excesiva protección a los niños les hace más dependientes, aunque considerando que clase de fauna hay ahora, nosotros no teníamos necesidad de protección, bien solo con mis pensamientos, debía de tener pocos porque no los recuerdo, el caso es que se dirigió a mí un muchacho que no debía de tener más allá de nueve o diez años y sin mediar ningún tipo de provocación por mi parte, lo juro por Winie de Pooh me pregunto:
-¡ Eh ! - ¿Has sido tú? - en un tono que no me inspiraba ninguna confianza.
-¿Qué? conteste absorto en las nebulosas de mi pensamiento, ajeno al peligro que se cernía sobre mi
- ¿Has sido tú el que le ha quitado las herraduras a mi gato?- Utilizando un tono aun más violento que el de la pregunta anterior.
- ¡No yo no he hecho nada!, consciente de que el sujeto de la acusación era yo.
- ¡Mira chaval, a mi me han dicho que has sido tú, como le hayas quitado la herraduras a mi gato.....!
- ¡Que no, que yo no he sido! pude balbucear, asomando ya unas lagrimillas consciente de la debilidad de mi defensa, pero si yo no puedo ver a los gatos pensé para mí, pero si me dan miedo, incapaz de razonar que los gatos, de momento no tenían herraduras, (ahora tampoco, hago esta aclaración por si alguno lo desconoce).
El aprendiz de matón, dando unos golpes con el puño izquierdo sobre la palma abierta de su mano derecha insistió: -¡Como hayas sido tú, prepárate!- Ahí fue donde me derrumbé y empecé a llorar amargamente buscando alrededor al colegio de abogados (con uno solo no bastaría) que asumiría mi defensa. En vista del nulo resultado de mi búsqueda, opté por la segunda opción, el plan B, o sea salir pitando de allí, y corrí.... y corrí hasta hallarme en los brazos amorosos de mi hermana, que aduras penas pudo explicarme entre los ruidosos llantos y gimoteos, que aquel bobalicón era amigo suyo y que no tenia gato y que los gatos no habían usado ni usarían herraduras,....al menos de momento. Juré en aquel momento que nunca volvería a pasar hambre (esto es de lo que el viento se llevó). Juré en aquel momento que nunca tocaría un gato, y ahí estamos a pesar de mi corta edad puedo jurar que a día de hoy sigo cumpliendo aquel juramento.

domingo, 18 de mayo de 2008

RELATO BREVE, SOBRE MI BREVE INCURSIÓN EN EL MUNDO DEL "JURBOL"

Yo, al contrario de muchos muchachos de mi edad, digamos que once, quizás doce, no me veía atraído en forma alguna por las excelencias del bello deporte llamado futbol, nunca tuve balón por qué no tuve necesidad de él, tenía el convencimiento que nadie jugaría conmigo, convencimiento adquirido en algún tiempo dedicado al estudio y a la observación, ¡vale digamos la verdad! cuando se repartían los muchachos para hacer los equipos, yo siempre quedaba el ultimo, solo cuando no quedaba nadie algún capitán, hacia la obra de caridad y pedía que fuera en su equipo. No digan que ya será para menos, si hasta llegaron a coger a algunas chicas del barrio antes que a mí, esto para un chico de once años de mi generación es solo comparable a tener que aprovechar las bragas de tu hermana mayor, ¡Ojo! esto no es que me pasara a mí, ¡eh!, en algún sitio lo habré oído comentar (eran otros tiempos). No había que recurrir a ningún estudio ni ninguna observación para saber que yo era el torpe, torpe jugando al futbol.(con otras cosas no, por ejemplo con la cuchara)

Mi relación con el futbol desde siempre fue digamos que... poco fructífera, nunca marcaba goles, siempre estaba en el sitio equivocado, nadie me pasaba el balón, los de mi equipo solo reparaban en mi cuando jugaba de portero y era porque me marcaban más goles que a ninguno, Reparaban en mi mísera existencia en contadas ocasiones, en las raras veces que conseguía tener el balón entre mis piernas más de dos segundos, siempre la mandaba lejos...muy lejos..., no me digan que les voy a tener que explicar que era lejos; bien, lejos era a la terraza de la vecina borde que estaba harta de que por enésima vez en un día subiera el feino de las orejas grandes a por la pelota, lejos era a la casa ya abandonada que nos daba un miedo cercano a la sobrenatural, lejos era la cercanía de la carretera, por las consecuencias lógicas que te podría traer que tu madre te viera rodeado de aquel tráfico y con una pelota en la mano, en fin espero haber dejado claro que cuando alguien tenga una idea aproximada de lo que es mandar una pelota lejos, tenga la certeza que yo la mandaba aun más y por supuesto peor.

El caso es que en el raro caso en que yo tenía una pelota, se debía a que algún alma caritativa me la había cedido amablemente, con el honroso objetivo de deshacerse de mí por un breve o largo periodo de tiempo (depende cuanto de lejos mandara la pelota), para poder jugar a otra cosa y que yo les dejara en paz.

El día de autos... no lo de los coches será otro día. El día en que todo ocurrió auuuuuuuuuu lobo hombre en París, es que me sale la banda sonora de mi vida y. . . El día en que el desencadenante de mi fobia al futbol se manifestó con toda su crudeza, hacia frio, pero frio, eso es poco... más frio, éramos muy pocos quizás cuatro o cinco por equipo a mí me habían elegido por mediación de mi primo que por aquel entonces era dos años mayor que yo (ahora sigue siendo dos años mayor que yo, después del tiempo pasado, ¡Inexplicable!, cosas de la mecánica cuántica) era dos años mayor que yo, y me habría extrañado que mostrara ese interés en que yo jugara , si yo no supiera que mi madre le había sobornado con una libra de chocolate pagadera en varios plazos, si hacía que yo fuera aceptado por aquella masa de hinchas en tamaño reducido que era los amigos del barrio. La cuestión es que estaba jugando al futbol en el equipo de mi primo y que hacía frio,...mucho frio..., Después de un rato de desarrollar la rara habilidad por la cual cuando yo iba a un sitio del campo el balón se iba al lado contrario, a poco que los demás hubieran observado un poco les bastaría un cerebro minúsculo para comprender que si yo estaba en un sitio, ¡Joder, con irse al lado contrario acabaría por llegarles el balón!.

La cuestión es que yo en un arranque de osadía, avance tanto, que me coloque en las cercanías de la portería contraria, no sin antes preguntarme como no se daban cuenta de que si yo estaba allí, el balón no se acercaría, en esas estaba, deambulando por el campo como un alma en pena que no encuentra el camino de regreso a casa, cuando un griterío enfervorizado hizo que reparara donde estaba, justo. . . en el momento de girarme para ver de donde provenía aquel ruido ensordecedor. . .justo en el momento de comprender que aquello era debido a mi causa. . .justo. . . justo. . .en toa la cara me dio el balonazo.

Si antes deambulaba perdido imagínense como andaba yo en aquel momento, con la cara ardiendo a pesar de las bajas temperaturas, con un pitido ensordecedor dentro de la oreja derecha, la más grande, ¡No, soy feo pero las dos orejas las tengo iguales, ¡Faltaría más!. De repente se acerca mi primo con las otras bestias, ¡Bien, Bien primo has marcado un gol!; intentando abrazase a mí para celebrar con júbilo el p. . . gol. Dirán ustedes que soy un desagradecido y que debía agradecer las muestras de júbilo por el primer y único gol de mi vida, pero comprenderán ustedes que yo no compartiera su alegría, y me alejara de allí frotándome la cara en un intento de minimizar el leve tintineo que empezaba a aparecer en el ojo derecho, no sin antes manifestarles que me olvidaran, que mi etapa como futbolista había terminado, al igual que la de mi primo como comedor de chocolate.

jueves, 15 de mayo de 2008

REPELUCO

ORIGENES DE MI REPELUCO A LOS ANIMALES

Señoras... Señores... Me complace compartir con ustedes, algunas reflexiones sobre cómo he llegado a ser tan crítico en el trato con los animales vivos, porque que con los animales sin vida, por descontado después de haber sido convenientemente aderezados, me llevo bien... muy bien me atrevería a decir. El caso es que soy consciente de lo extraño que resulta que siendo éste un foro, eminentemente rural, alguien confiese abiertamente que la naturaleza le da repeluco, ese es mi caso, tengo grabado a fuego en la mente un miedo ancestral a cualquier cosa que tenga patas y pueda tener un comportamiento hostil hacia mí, no es necesario que lo manifieste, simplemente con que a mí me lo parezca, me basta.

El primer episodio de esta mi reflexión, tuvo lugar cuando tenía yo la tierna edad de dos o tres años, por avatares de la vida tuve conciencia de mi existencia cuando me vi rodeado de gallinas, hasta aquel momento no tengo ningún recuerdo que sea digno de mención, el caso es que rodeado de gallinas, y con un trozo de pan en la mano, empecé a sentir una inquietud, que poco a poco fue a más y se convirtió abiertamente en pánico, de repente una voz, que yo creo era de mi madre me gritó: ¡ Pero, échales el pan !, ya les he dicho alguna vez de mi capacidad para asociar ideas, pero este aciago día, debía estar todavía en ciernes, y no había sido desarrollada, convenientemente por mi cabeza, la cuestión es que yo no asociaba pan con gallinas, ni gallinas con pan, y por eso no comprendía aquel desusado interés que demostraban las gallinas por mí, y porque cuanto más corría, más gallinas aparecían de todos lados, las consecuencias de esta circunstancia, fue mi miedo a las gallinas, aunque sea en la olla , para dar caldo. Y mi absoluto convencimiento de que las gallinas son unos animales similares a los pingüinos, el día que me enteré que les encendían una luz y ellas ponían un huevo confirmé mi teoría; ¿Se puede ser más... pingüino?

El repeluco que me producen los animales vivos, lógicamente no se circunscribe solo a las gallinas. Recuerdo vagamente (no porque yo no quiera hacer trabajar mi memoria, si no porque no lo recuerdo bien).Recuerdo vagamente decía; la visita en un pueblo, era una visita con mi madre a una señora mayor, de negro porque por entonces se llevaba mucho, no como ahora que hasta que no lo ponga de moda Tommy Hilfiger, los jóvenes no son capaces de ponérselo, bien la señora he de decir en su descargo que era muy amable, demasiado amable para mi ansiedad e inquietud; que iban creciendo de manera exponencial al tiempo que pasábamos allí, -¡Coge una perrunilla, bonito!-, decía, mientras me acariciaba la barbilla, la señora en cuestión tenía un olor, digamos que "peculiar" he de decir en reconocimiento a su amabilidad, que antes los niños nos lavábamos una vez a la semana, y las personas mayores una vez al año, aunque no les hiciera falta.

De repente, apareció otro actor en la comedia de mi vida, y este fue un gato negro que se paseaba muy chulo él por toda la estancia, paseaba entre las sillas, paseaba por debajo de la mesa, paseaba entre mis piernas. . ., yo creo que consciente de la inquietud que imprimía a mi estabilidad emocional. La señora frotando los dedos en dirección al chulo aquel, decía: ¡Mira llámale, mssssss, msssss, !, y va el chulo y le hace caso, viene hacia nosotros y se sienta a mi lado, ¿Acaso tengo pan?, animal, ¡gallina que pareces una gallina! , ¡si no he cogido ni las perrunillas! me decía yo solo; incapaz de entender porque aquel contoneador de caderas, y ojos brillantes, había decidido compartir mi sitio en la silla y asociando como en el caso de las gallinas que los animales se acercaban cuando tenía pan, el caso es que la inquietud que me produjo este episodio, marcó también mi relación con los animales, de tal manera que años más tarde no podía entender como el policía Matute, se podía llevar bien, con aquellos impresentables encabezados por Don Gato.

Agradezco enormemente, cualquier muestra de comprensión ante este fenómeno y comprenderán algunos como, yo, crecí carente de la necesidad de subirme a los árboles para ver el milagro de la vida, que sin duda a mí me habría aportado grandes dosis de inquietud. Si les divierten estas pinceladas de franca sinceridad otro día les hago llegar más episodios de una infancia que ya se me antoja lejana, por más que los más cercanos a mí, no dejen de decirme que soy un p... crio.

Debo dejar claro que este es un pequeño relato que no coincide plenamente con la realidad y que yo ya tengo superado este pánico a los animales, y que ya no necesito cruzarme de acera cuando veo un perro. (¿A quién crees que engañas, cagón, más que cagón?).

martes, 13 de mayo de 2008

CONFIANZA MUTUA

Entramos los dos en el ascensor del que a partir de ahora será nuestro hogar, cogidos de la mano, acaricio sus cabellos y ella me acaricia la mejilla y saltando graciosamente me da un besito fugaz en los labios, ¿Se puede ser más feliz?, nos costó mucho llegar hasta aquí, renunciamos a muchas cosas por unir nuestras vidas, sorteamos innumerables obstáculos, hicimos frente a dificultades extremas y hoy nos disponemos por fin a compartir el resto de nuestras vidas, este camino no nos lleva a nuestro destino gratuitamente, en el dejamos grandes dosis de paciencia y confianza mutua, ella confió ciegamente en mí, yo no la defraudé, pusimos bienes gananciales a pesar de haber puesto yo dos veces más en el piso que ella, el coche nuevo esta a su nombre a pesar de que el contrato con la financiera este puesto al mío, los muebles y electrodomésticos los pagué yo y el amor de mi vida me evitó el tedioso trabajo de elegirlos, pues ella tiene un don natural que hace que elija siempre de lo bueno lo mejor y de lo mejor lo superior, compartimos todo, bueno la plaza de garaje la usa ella y también está incluida en mi préstamo hipotecario, pero. . .¿ acaso se puede ser más feliz?, el amor es compartir, y yo en esta vida que hoy comenzamos, lo único que deseo es dar sin recibir, la confianza extrema en la que afortunadamente vivimos nos hace encarar el futuro con alegría y fe.

--¡Sube, cariño, entra en el ascensor, vida mía! –le digo sin pensar en que será lo que me cambió la vida hasta este extremo, yo, que no decía ¡Buenos días! ni aunque me fuera la vida en ello.

--Sabes, estoy orgullosa de ti, me demostraste que la confianza que los dos tenemos será difícilmente rota por cualquier cosa y esto amor mío no cambiará jamás. – Me dice mientras me aprieta la mano con su cuidada manita.

--Claro, mi amor—Corroboro.

--¡Uy!, tienes algo en la nariz, es un pelito, déjame amor mío que te lo quite.-

--No, corazón, no te molestes. . .

--No es ninguna molestia, ¿acaso no confías en mi habilidad para quitártelo?, sabes que estudie esteticienne y esto de quitar puntitos negros, espinillas y vello me vuelve loca.

-- Que no, bobita. . .—Y antes que de que me dé cuenta me agarra del cuello y me baja la cabeza un poco, y con cuidado extremo engancha el pelito, . . . que en vez de pelito debía ser un cable de acero, porque juro que ella tiró con todas sus fuerzas, hasta el punto de agacharme aun más la cabeza. Surgen de mis ojos unos lagrimones como melones franceses, (que son amarillos y pequeños para ser melones pero que pueden dar idea de cómo eran las lágrimas)-- ¡Ay, corazón ¡--, alcanzo a decir mientras aspiro profundamente por la nariz.

--¡Oy, que tontorrón!, ¿te emocionas?, no seas bobo, yo siempre voy a cuidarte, al fin y al cabo estamos enamorados. . ., pero. . .pero si no conseguí quitarte el pelito, espera que ahora no fallo. – Me dice mientras me echa las manos al cuello.

--¡No, no, no!—grito en mi desesperación--¡Los pelitos de la nariz ya me los quito yo, ostias!

Ella me mira sorprendida abre sus ojos y cierra su boca escondiendo sus labios y deja de ponerse de puntillas, mientras lee el cartel del ascensor y yo siento que aquí comienza el declive de nuestra confianza mutua.

¿Quién lo iba a decir?. . .

domingo, 11 de mayo de 2008

RACIONES DE OREJAS

Mis servicios castrenses, quedaron ya, tan atrás, que a veces pienso si lo que aun recuerdo no fue fruto de una pesadilla por una mala digestión. Mi amigo Joaquín y yo habíamos caído en el mismo cuartel, en la misma compañía y hasta en la misma camareta y no en la misma cama porque nosotros no éramos de “esos”; lo que en principio fue una gran alivio, pues siempre es bueno en estos sitios tener una cara amiga en vez de tanto “mal encarao”, poco a poco se convirtió en un problemilla, pues a mi primero me hicieron Cabo y luego Cabo 1º y además estaba en la oficina, confraternizando con los mandos pues de todos es sabido que entre mandos nos tenemos un gran aprecio y a mí el capitán me apreciaba aunque solo fuera porque mantenía las cuatro chorradas en orden sin que a él le importunaran demasiado, el caso es que El Jerry se empezó a mostrar celosillo, pues él debía ir todas las mañanas a pegar tripazos y yo el mayor esfuerzo que hacía era cambiar de emisora pera evitar oír a Pimpinela pegando la vuelta por duodécima vez, de nada sirvieron las guardias que le endosé a otros en su nombre ni los fines de semana de regalo que disfrutó sin mediar en ello prevaricación alguna pues yo lo hacía sin ningún interés salvo que el tenia coche y cuando libraba nos íbamos los dos juntos a casa, vamos que yo no tenía interés ninguno. . .

Llegó un dia en que vino otro reemplazo lo que en aquel sitio se llamaban Bichos, como si los que estábamos allí de antes no lo fuéramos. . . y más que ellos. El Jerry estaba rebajado de barba, pues cuando se afeitaba su cara se parecía a un filete de 1ª de ternera roja, y lucia una barba que parecía el doctor Bacterio con los zapatos un par de tallas mas pequeños y cambiados de pie, el caso es que tenia un aspecto poco inteligente y decidimos gastar a los bichos una broma de esas tan jocosas, le atamos con unas esposas a la cama y se puso una camiseta que en vez de ejercito español debería poner colegas haitianos y yo inicié el tour por las dependencias para enseñar a los nuevos en que sitio tan bonito habían ido a caer, llegamos donde el Jerry ponía mirada extraviada y canturreaba no sé que de un hombre lobo en Paris¡ Auuuu! y explique que aquel pobre diablo era un perturbado que había tenido problemas sin importancia y que lo que bajo ningún concepto debía hacerse era ponerse a su alcance, y que cumpliendo esta norma básica no habría ningún problema hasta que los trasladaran al siquiátrico, pues había dado un mordisco en la oreja a un Alférez molestoso y casi tienen para un par de raciones ( de oreja)le dieron mas puntos que Movistar, el caso es que pedí al mas espabilao que se quedara con él, pero que no se acercara mientras yo seguía haciendo de guía turístico. Lo que no sabía el “espabilao” era que el Jerry estaba suelto y que en cuanto nos alejamos, e l Jerry le dijo:¡Ven , tio ven! Y este empezó a sentir una inquietud creciente hasta que el Jerry se soltó y agarró a aquel incauto sin dejar de gritar ¡OREJAS, OREJAS QUIERO OREJAS!, y el pobrecito espabilao gritaba más aun¡ MIS OREJAS NO,MIS IREJAS NO,DIOS MIO, CAPITAN, CAPITAN! yo creo que me llamaba a mí, pero no, no era a mí era al CAPITAN, que me llamo y cuando estábamos los cuatro en la camareta el incauto todavía temblando poniendo al capitán entre el y el Jerry, este ultimo más firme que el mástil de la bandera de Rocco y yo pensando que se me acababa la buena vida me dice:¡Que sea la ultima vez que deja usted al orejas suelto ¡y se fué por donde vino y detrás del él el incauto que aun no se fiaba de que el Jerry no incluyera orejas humanas en su dieta y de aquellas raciones de oreja no se volvió a hablar en la vida.(Hasta hoy).

MI NUEVO FORO

Bueno, aqui mis colaboradores me han hecho este foro que espero sirva para que podamos compartir algunas ideas e historietas, sed bienvenidos y entrad que al fondo hay sitio.

APRENDIENDO INGLES

¡¡Vaya maestro de Ingles, un fenomeno!!



¡VAYA MAESTROS DE ARTES MARCIALES!


No se sabe donde aprendieron artes marciales, pero seguro que Marcial tenia más arte, el que mas me gusta es el de los luchacos, que fuerza, perdón, con que fuerza se pega el morrazo, que expresividad, que dialogos, que morrozo(esto ya lo dije verdad), no esta de más dejarlo claro, que morrazo, no hay nada que no cure un par de dias en el Hospital, creo que le implantaron un GPS pues acaba con un "poquito" de desorientación, ¿y quién no?.



sábado, 10 de mayo de 2008

MATALASCAÑAS I

Hacia un par de días que coincidía con ellos en el comedor, yo soy de ideas fijas y si un sitio me gusta procuro familiarizarme con él de manera que me proporcione cierta seguridad, por eso siempre acudía al mismo rinconcito del comedor y allí estaban ellos también, no podían negar que eran extremeños (yo tampoco), hablaban claro, muy claro y muy alto también, por eso no creo que pudieran mantener una conversación en secreto, aunque esta mereciera un mínimo de “intimidad”, el grupo lo componían dos parejas adultas de mediana edad que debían emparentarse como hermanos o cuñados según el caso, también había dos adolescentes uno de cada sexo, un niño de unos dos años y por último la estrella del grupo que debía tener siete u ocho años, el desayuno discurría por cauces habituales en un hotel con buffet y la mesa estaba llena de tostadas, bollitos, vasos con zumos de naranja y de todo lo que hiciera falta, para completar aquel cuadro solo hubiera hecho falta que por el hilo musical pusieran la canción de Cantores de Híspalis (creo), que dice ¡que no, nos farte de ná, de ná. . . de ná. . .!. Aquello rezumaba buen ambiente pues después de un sueño reparador, con aquella visión de apetitosos manjares y un día en la playa que apuntaba buenas maneras, nada podía enturbiar tan idílico comienzo, pero he te aquí que la conversación de una de las parejas empezó a derivar sobre las dificultades de ir correctamente al “excusado”, no se sabía si atribuirlo al cambio de comida, al agua, al nerviosismo propio de la actividad o a qué, el caso es que la conversación discurría más o menos de esta manera. . .
-- Pues chica yo llevo unos días que no puedo, mira que me pongo, pero nada, debe ser el agua. . . - -Decía uno de ellos.
- -Yo solo bebo agua embotellada pero estoy igual, no hay manera, es que eso de ponerme en cualquier sitio... y mira que este hotel está limpio pero nada siempre me pasa igual.
El muchachito en cuestión se llamaba Antonio igual que su padre y no le llamaba papa como se acostumbra sino que le llamaba por su nombre como si fueran amigos de toda la vida, el niño miraba alternativamente a su madre, a su tía, a su tío y finalmente a su padre y cuando acababa la ronda empezaba otra sin pausa de manera que no se daba cuenta que el plato con diez o doce tostadas que se había preparado primorosamente, empezaba a bajar de una manera ostensible, en el cundió la alarma, y vio que se iba quedar sin tostadas por eso intentó entrar en la conversación por ver si se distraían y dejaban “su” plato de tostadas.
--Antonio, Antonio ¿Qué pasa, que pasa?—pregunto a su padre
--Nada que nos cuesta mucho hacer lo que hay que hacer en el servicio porque hemos cambiado de agua y . . .--- le decía su padre, mientras cogía otra tostada, hablando asombrosamente en voz baja consciente que el tema de conversación no era el apropiado.
El niño puso cara de haber entendido de repente y enfadado porque su tía le cogía otra tostada dijo con toda la fuerza de sus infantiles pulmones.
--¡Antonio!, tú no puedes CAGAR porque te estás comiendo todas mis tostadas, ahora que como no vayas al váter ahora mismo, vas a reventar!
¡Estos niños. . ¡.—dijo la madre a modo de disculpa, sin dirigirse a nadie pero a todos en general.
Se hizo un silencio total y hasta los franceses que estaban al lado de la mesa, pararon un momento para mirarles, la madre le dio un pescozón y le quitó el plato con los restos de las doce tostadas --¡Y ahora te quedas sin tostadas! Infringiéndole de esta manera el peor castigo posible a Antonio que era un niñito adorable y que debido a su sobrepeso incipiente le tuvo que venir muy bien el ayuno involuntario.

viernes, 9 de mayo de 2008

¡ QUE BONITAS LAS FIESTAS!

¡Que bonitas las fiestas!, Todos juntos. . . alegría, paz, amor, luz y color, ¿luz y color?, ¡vale! es que rimaba. Bueno todos juntos venga de “beber y de beber” y venga de “comer y de comer” y venga de “j0der y de j0der”, (no, esto no es literal este es el sentido figurado de la palabra) sería algo así como: venga de “molestar y molestar”.
--¡Cuñao, tomate otra copa que esta no la tienes que pagar!--, hay que ver lo ahorrador que me ha salido, que no invita ni a unos panchitos.
--¡Abuela!—del bocinazo dá un respingo en el sillón y me dirige una mirada heladora, con la mejor de las sonrisas posibles, adquirida en el Vital Dent, fruto de los maestros artesanos, venidos allende de los mares.
-- Abuela ---Esta vez con más moderación, la que me permite el segundo “yintonis”.--Que digo, ¿Que si no se toma usted algo?--, pregunto con la mejor sonrisa, incluso mejor que la de cualquier azafata de congresos, pero la mia sincera, bueno en realidad creo que es porque me voy a poner el tercero, pero vamos que me estoy riendo.
--Tómese, un chupito de este licor de hierbas que prepara mi padre, ¡como que no!, que sí mujer que es muy flojito—Le sirvo en un vasito muy pequeño, ensayando y consiguiendo aun mejor sonrisa que antes. Ella se sienta en el borde del sillón y cogiendo decidida el bonsái de vasito, dá un pequeño golpe con él, en la mesa y con asombrosa habilidad se lo lleva a los labios y se lo traga de un golpe. Mi cara de asombro reflejaba lo que mi cabeza estaba pensando a pesar de los dos “yintonis” y medio, que no era otra cosa que ¡C0ñ0. . .!.
Ella, primero se ríe, luego abre la boca y hecha el aliento, a Dios gracias que no había nadie fumando, pues aquello de haber habido una llama cerca habría sido peligroso.
--¡Pero abuela que es flojito pero no tanto!--, ¡Agua, agua! Pido yo haciendo de bombero, bueno de ¿bombero?, más bien de bombero pirómano, pues era yo el que inició el “incendio”. La abuela empieza a ponerse roja, luego más roja, y finalmente colará, como un congreso del comité central, que digo como un remolque de tomates camino de Miajadas. Se empieza a abanicar con las dos manos, y me asusta pues pienso ¡que habilidad para mover las manos!, no creo que me guantee, pero si lo hiciera, ¡Pobre de mí!. Luego se hecha mano al corazón y a continuación al estómago, describiendo así el intinerario del licor de hierbas “flojito”, al que se le adivina la ruta, mejor que si llevara un “GPS tomtom”.
-- Ya, ya pasó, pero mujer como se lo bebe usted así –
-- Es que lo he visto en los culebrones de la tele, que se toman el tequila con los “vasinos” esos, y he “querio”, hacer lo mismo, se me habrá “io” por mal sitio. Que tú ya sabes que yo no bebo, si acaso de vez en cuando alguna clara “de vez en cuando”.¿queda claro?, de vez en cuando, que luego os dá por hablar. . .
--Yá, por eso me extrañó, abuela, que parecía usted una asidua del “Pachá Ibiza”, Bueno, ¿qué, le pongo otro. . .?.
--Bueno-- dijo con voz suave, casi en un susurro, convaleciente aun de las consecuencias del primer chupito de “petróleo Brent”.
Conclusión: los licores de hierbas no son dañinos, pero los culebrones de la tele, deberían estar prohibidos

jueves, 8 de mayo de 2008

TUNEL DE LAVADO

¡Demonios!, como me han dejado el coche estos joios pájaros con incontinencia intestinal, si cojo al venerable anciano que les pisotea todos los días el pan duro para que se pongan cebones. . . Hay que ver si yo creo que hasta están gordos, como me han dejado el coche si es que da asco mirarlo, en fin tendré que darle un manguerazo.
¡Vaya! Se ve que los pajaritos han hecho como en Fuenteovejuna ¡Todos a una!, vaya cola para lavar los coches, bueno habrá que sacar una ficha. Creía que tenía una en el fondo de la guantera, pero no, no la tengo. . .ya aparecerá, compraré una.
- Muy buenas, quería una ficha, si démela para el túnel de lavado, con jabón extra, es un poco más cara pero habrá que limpiarlo a fondo, yo siempre la compro sin jabón , no es que sea tacaño pero como casi siempre el de delante echa jabón. . . -
-Ya me toca, llevo un cuarto de hora, ya he puesto el coche en el túnel, la ficha. . .¿donde la he puesto?, ¡Ah, aquí estas, la tiro en cualquier sitio y no es extraño que luego no aparezcan, no, no parece que salga jabón, no, no sale jabón, son cincuenta céntimos más pero…¡Vaya para una vez que la compro con jabón!, voy a reclamar, ¿Como que ya se ha efectuado el servicio y no tengo derecho al reintegro?, me estoy calentando, le reclamo el importe integro del servicio que yo pagué pues este no se llevo a cabo,(vaya se está juntando mucha gente), Así nos va, la mayoría no reclamamos nuestros derechos y el mundo se encamina hacia un final en el que nada tiene valor, un mundo que no respeta las cosas bien hechas, un mundo en el que se avasalla al débil, ¿qué hace este tipo?, zarandea al de la gasolinera, oiga no se pase con el inepto esto que no es para tanto, el celo en el trabajo es primordial para la conservación de la estirpe humana, no podemos caer en el abandono de nuestros ideales, hay que defender con uñas y dientes nuestra forma de ver y de sentir, no dejarnos avasallar por corporaciones y colectivos que lo único que quieren es hacer caja pasando por encima de cualquiera pisoteando nuestros valores. Madre mía la que se está liando ahora quieren todos, hojas de reclamación, mi discurso era solo retorica, estos son capaces de llegar a las manos. El tipo de la gasolinera dice que me calme que me da la totalidad del importe y no los cincuenta céntimos del jabón, Como tiene que ser que sepan que aún quedan personas con sólidos principios morales y que no vamos a renunciar a ellos por mínimos que sean los perjuicios, cinco con cincuenta céntimos, no es mucho pero es mío demonios es mío y no tengo que ceder ante nada ni ante nadie, abro la guantera para dejar el dinero, ¿que es eso? Parece. . Parece una ficha de lavado es la ficha de lavado, la del jabón. . ., pero ¿quien dice ahora que me equivoqué?, eso, ¿Quién?, en fin, como decía alguien “tengo unos sólidos principios morales, si no le gustan, tengo otros”. Eso haré yo me voy a callar que no tengo ganas de mas ideales, total solo son cinco con cincuenta. . .

VALVERDE DEL CAMINO

Sigo con el relato de algunos episodios de mi vida, que han de ser preservados para el aprendizaje de las futuras generaciones, curso sobre cosas que no debes hacer si eres torpe, y yo soy muy torpe o sea que de estas tengo muchas.

Ya era yo un jovencito barbilampiño, pero un jodio crio tal como ya comenté en otra ocasión y aun, sigo siendo. A pesar de mis intentos nunca había conseguido que mis padres me compraran una bicicleta, soy el segundo de tres hermanos, o sea el del en medio de los chichos como dice la canción de Estopa, y la mayor no tuvo interés nunca por desplazamientos rápidos a lomos de una caballo de acero, y el más pequeño no tenía a la sazón otro interés que no fuera mantenerse en pie, el caso es que ni tenía ni iba a tener bicicleta hasta que no se volviera a descubrir la Atlántida y eso no tenía visos de suceder al menos en el futuro más inmediato.

Un día que subía yo a casa muy ufano, cargado con los botellines de Mahou que mi padre "amablemente" me había mandado traer de la bodega, porque entonces cuando un padre mandaba algo, lo único que quedaba por decidir era en que mano llevarías la bolsa con los botellines; subía yo, ufano y abriose la puerta de la vecina de abajo, y amablemente se dirigió a mí. Hagan un esfuerzo, para entender la zozobra, la indescriptible sensación, la...., bueno para que lo voy a describir si ya he dicho que era indescriptible, la alegría que me proporcionó aquella mujer cuando me preguntó. -¿no querrías tu una bicicleta que ya no queremos, majete ?- ¡YO!, ¿Quien yo?, alcancé a balbucear,- ¡sí, claro que sí ! contesté sin haber medido las trágicas consecuencias que aquellas ganas de emular a Merck habían de traerme en días posteriores( Por aquel entonces era el belga o francés nunca he sabido bien que carajo era, el que partía el bacalao con las bicicletas). La señora se perdió dentro de su casa y ya estaba yo poniéndole en mi imaginación a la bici(WI FI es otra cosa) de mis sueños, una BH plegable, roja con luces delante y detrás; unas banderitas en las ruedas delanteras, un timbre con tres tonos, unos plastiquitos entre los radios, en fin lo que por aquel entonces desconocíamos que más adelante los jovencitos pastilleros llamarían TUNEADO, aunque la vida avanza y ellos lo harían con Ibiza, leones, xaras de dos puertas y demás maquinas viajeras del tiempo, viajeras del tiempo porque tienen la rara habilidad de acortar el tiempo de las personas, una barbaridad. Sobre todo el tiempo de vida.

El caso es que mi alegría se vino abajo como un martillo en una piscina, cuando salió con aquello...,era BH, si, roja no, ...y luces tenias pocas, como yo, que no tenía ninguna. Puedo dar fé, que la señora no mentía, aquello era una bicicleta, una señora bicicleta, pero yo que de inmediato me desilusioné, sabía que aquello era lo único con dos ruedas que yo iba a conseguir, así es que haciendo acopio de fuerzas, que por cierto las necesité de verás, la subí como pude a casa, procurando no romper ningún botellín, mientras oía el tintineo de estos en la bolsa, e iba preparando el asalto final a la conciencia de mi padre, sabiendo que si decía que no, iba a tener que bajar dos pisos con el mostrenco aquel. Deje la bici, ¿qué digo?, Doña bici, aquella bici, debía tener tratamiento, la deje fuera y puse la bolsa con los botellines en la cocina, entré en el salón donde mi padre, se entretenía viendo bailar a Rafaella Carrá, y creo yo que imaginando la de actividades lúdicas que podría compartir con aquella mujer, porque, ella insistía e insistía, ¡Explótame, Explótame, Explo.. !. Papa, (este acento no lo pongo porque nosotros decíamos, papa, no papá), ¿papa, puedo quedarme con una bici que me han dado, aunque sea solo unos días?, el caso es que no sé porque conjunción de astros del universo, o porque apremiante estado andaría, en su relación con la feíta explosiva, el caso es que me contestó: -Bueno pero díselo a tu madre -.

Ya tenía media batalla ganada, puesto que yo era el ojito derecho de mi madre, y sabría ponerla de mi parte.- Me voy un rato a la calle - dije, mi padre no se molestó en contestarme babeando mientras miraba a Rafaella, tiempo más adelante comprendí que aquella mujer no cantaba muy bien, pero ¡ diablos como movía los trajecitos con flecos !.

Me costó mucho trabajo, pero conseguí dar la vuelta a la señora bici y bajármela los dos pisos que había hasta la calle, fui a buscar a mi amigo, Llerri, bueno soy una persona de mundo y ahora se diría Jerry, le llamábamos así, en honor a Jerry Lewis, porque era gracioso y además porque usaba unas gafas de pasta negras, horribles, bueno ahora lo mismo se empiezan a llevar, y además tenía unos dientes delanteros, "paletos" le hemos dicho toda la vida, pero soy consciente de lo que esta palabra significa para cualquier extremeño, el caso es que tenía dos paletos como neveras americanas ( Además de grandes, grises), implantados en aquella bocaza que Dios le dio, y que nunca paraba de hablar, y hablar, mi amigo Jerry no tenia bicicleta, pertenecía a los parias de la tierra como yo, y cuando vio la señora bici, exclamo: ¡Vaya bici, macho!.

Paso a describir la bici, porque merece un capítulo aparte, era grande, eso es poco, más grande, era enorme, azul, bien; azul por algunos sitios, el caso es que había sido pintada como unas doscientas veces, no sabría precisar si pesaba más por el hierro del que estaba hecha o por las capas de pintura. Tenía un sillín de cuero, nada de silicona ni delicatesen propias de tiempos futuros; con unos muelles detrás que te hacían ir dando botes, con ruido que era la banda sonora propia de la bici, procedente de los chirridos de los muelles al saltar alegremente por los baches.

El manillar era amplio, no se puede decir que fuera a pasar estrecheces, llevaba unas varillas donde debería llevar los frenos y es que eran los frenos, estaban integrados armoniosamente con el resto del manillar, pero como si no lo estuvieran porque los jodios no funcionaban, mi amigo Jerry y yo no nos íbamos a parar por un detalle sin importancia, y decidimos que poniendo un pie entre la rueda trasera podríamos subsanar cosas como aquellas, nimiedades sin trascendencia. Bueno sigo con la descripción tenía unos pedales a modo de rejilla que en su perfil tenían una especie de sierra, con el objeto de tener más sujeto el pie, pero que en realidad hacían de sierra como su forma y como más adelante pude comprobar. El trasportín..., aquello era una Ford transit de las de ahora..., el tamaño XXXL de los trasportines, cabían tres Jerrys en el trasportín, si hubiera habido tres tipos con el arrojo que demostró Jerry al subirse a la bicicleta y decirme -¡Vamos a dar una vuelta, macho!-. Como quiera que viera en mi rostro un semblante lleno de dudas, insistió y como yo no sé decir que no, pues me subí, Allí estábamos los dos, preparados para recorrer el mundo, como si fuéramos el Ché Guevara y su amigo, listos en la motocicleta, nosotros en nuestra señora bici.

Emprendimos la marcha, tambaleantes a sabiendas que nuestra pericia en la conducción era escasa, más bien ninguna, ¡Vamos por la cuesta!, dijo él, sin dejarme pensar por donde me conducían sus ansias de aventura y hacia allí dirigí el gran manillar, empezamos a coger velocidad, y Jerry reía y reía, yo a duras penas conseguía mantener firme el enorme manillar, mientras dábamos botes con el ruidito del sillín, esquivando baches y piedras, pues por entonces las calles asfaltadas eran un eufemismo, disfrazado de un poco de cemento con piedras de rio, el caso es que yo empecé a pedirle que frenara y el acordándose del truco que le habría enseñado vete tú a saber quien, metió sus botos "Valverde del camino" que entonces se llevaban mucho, entre la rueda y el cuerpo de la bici, como el grado de inclinación que requería aquella maniobra, no era compatible con la rigidez del boto, a duras penas conseguía imprimir fuerza a su intento de frenar, desesperado ya por la velocidad que llevaba la señora bici y por los botes que daba encima del sillín, que ríete tú del toro mecánico de "Red Bull". Rezaba todo lo que sabía, y pasaban por mi cabeza imágenes de lo que yo me lamentaba fuera a ser una corta vida. Con un arranque inaudito de ingenio y valor, Jerry se comunicó conmigo y a duras penas me dijo que pusiéramos los pies en el suelo, que poco a poco frenaríamos, yo no llegaba ni de puntillas, y él tampoco, pues el trasportín era tan ancho que le impedía poner los "Valverde del camino" en el suelo, el caso es que él por un lado y yo por otro intentamos poner un pie cada uno en tierra y al final lo conseguimos. . . poner los pies en el suelo. . . , además del resto del cuerpo, entre volteretas vislumbré, pasar las gafas de Jerry raudas y veloces como si fueran la nave de Luke Skywalker al encuentro de la estrella de la muerte; milagrosamente aparecieron a varios metros, intactas, apenas con algún resto de arena. A varios metros, pero en otra dirección apareció uno de los tacones de los "Valverde del camino", grande y hermoso con su madera barnizada, y que si hubiéramos tirado a una hoguera, habría estado ardiendo varios días.

Con el cuerpo y el alma doloridos por el tremendo desengaño, decidimos dejarle a Eddy Merck,(francés o belga) las glorias venideras y dedicarnos a cosas menos dolorosas, El Jerry cojeando con el tacón en una mano y las gafas en la otra intentando limpiárselas y yo dolorido y magullado convencido que la forma de sierra del pedal no era para sujetar el zapato, sino para cercenar el pie a la altura del calcañal. Con la certeza absoluta de que tendria que esperar a que descubrieran la Atlántida, para tener otra bici, decidimos dejar la señora bici en una cuneta, porque entonces no existía la conciencia ecologista que hay ahora y porque el Jerry se negaba a subir de nuevo en aquel engendro, invento infernal destinado a magullar el alma de muchachos incautos y atrevidos.

miércoles, 7 de mayo de 2008

YO, ACEITUNERO

Contaría por entonces, apenas con dos decenas de años en mis juveniles huesos, y me había licenciado con honores, dolores y olores, vamos que menos con dólares me había traído de todo, de los por aquel entonces obligados servicios al rey y a la patria. Siendo como era un recio joven con disposición de afrontar duros trabajos físicos, me encontraba en casa de mis padres con el único objetivo en la vida de ir a por el pan cada mañana, pues estaba en el impass de espera( ¿o es compas?) de reincorporarme a mi puesto de trabajo y por aquel entonces el paro era galopante, como mis ansias de ingresos en efectivo, mi padre que otra cosa no, pero trabajador fue siempre de los mejores, se le llevaban los demonios viendo como un tiparraco como yo era entonces, se lo pasaba todo el día destripando casetes, radios y cualquier aparato que tuviera el infortunio de cruzarse por mis dedos y mis destornilladores, sin ningún beneficio, salvo el del chatarrero por que por entonces eso del reciclaje era negociado de este insigne miembro de la comunidad (el chatarrero), pues eso que era el único que sacaba provecho de mis incursiones en el mundo de la tecnología punta, y con la punta del pie era con lo que mi padre trataba de convencerme de la necesidad de dedicar mis ímpetus juveniles en cosa más provechosa que operar de apendicitis a una batidora.

Debido a todo este cúmulo de circunstancias fue que mi padre en su afán de mantenerme ocupado se comprometió con un amigo suyo de Ciudad Real , en que yo le llevaría a su pueblo en el coche de mi padre , y a cambio traería una bonita cantidad de aceitunas, yo no vi inconveniente alguno pues la verdad quedaban pocas maquinillas de afeitar que llevarme al quirófano y por entonces lo de conducir solo se podía hacer en un coche no como ahora que es más barato con la "plei", la "vii" o con el "PC", no de los que beben en el rio, personal computer que le dicen ellos, el caso fue que emprendimos la marcha en el lujoso coche de mi padre, un 127 blanco y después de muchas horas de camino, pues no había las magnificas carreteras de las que ahora "disfrutamos" y después de no quedarme dormido, no sin esfuerzo, en las innumerables e interminables rectas que tienen en las bellas tierras de La Mancha, que aquello no era conducir ni nada; un aburrimiento que te mueres, llegamos al bonito pueblo del señor Luis, pues aquel era el nombre que adornaba al amigo de mi padre, he de decir que con la edad me he convertido en una persona más sociable y que me crie en una ciudad grande y por eso las cosas de pueblo me parecían por entonces algo "peculiares", he decir también que los años me hicieron descubrir las excelencias de la vida rural y ahora las aprecio en su justa dimensión, pero entonces era un tiquismiquis de "cuidao" y por eso el chorizo de matanza que me dieron para comer me producía una ligera repugnancia además de que me pusieron bercera, calabacera, salchichón y toda clase de productos, pero a mí me pareció que era una gente "mu" rara esta que solo comía chorizos de diferentes colores, el caso es que después de comer, aquellas cosas que ni estaban envueltas al vacio ni tenían impresas fechas de caducidad ni nada, fuimos a tomar el café, sin nada más que reseñar pues el señor Luis me comunicó que al día siguiente con "la fresca" iríamos a por las aceitunas.

Al día siguiente me despertaron a una hora intempestiva porque las ocho y media es temprano que te mueres y me dieron un tazón de leche con café, acostumbrado como estaba a mi colacao con galletas aquel café con pan del día anterior , me parecía una manera innecesaria de complicarse la vida, bueno hasta el momento yo no sabía que era aquello de la fresca, pero me quedo claro de una manera indeleble porque hacia un frio, que ni en Chinchilla del Monte Aragón conocen. Los restos orgánicos que se asomaban intrépidos por la nariz, (¡Mocos vaya !), había que retirarlos con alicates, del frio que hacía, el caso es que después de traquetear un poco por caminos sin asfaltar ni nada llegamos a lo que debería ser un "parque rural", pensé entonces por que más adelante supe que era un "olivar", y va el señor Luis y saca varios sacos de no se sabe dónde y me dice aceitunas. . . saco, saco. . .aceitunas(como si los estuviera presentando), y entonces fue cuando me acordé de mi padre, y del padre de mi padre, y del padre del padre de mi padre.

Luego de coger aceitunas del suelo, dicho sea de paso en contra de la educación que me dieron porque a mí me dijeron siempre que las cosas del suelo no se cogen, salvo claro está, las aceitunas, y los billetes, con un frio que no recuerdo haber vuelto a pasar en la vida, nos volvimos al paraíso, perdón ciudad. Con aquellas aceitunas que mi padre se empeñó en "guisar", que no era otra cosa que tenerlas en agua con hojitas de laurel y habiéndolas rajado con un artilugio que se hizo, por cierto le salieron fatal, donde estén las aceitunas negras la española que se quiten estas, sin envasar ni nada y cada una de un color diferente, pena me da, ¡oiga!.

NIÑOS JAPONESES HARTOS DE MANTECADOS

Mi interés por las películas de miedo, ha sido siempre muy escaso, bueno en realidad ninguno, debió ser en mi más tierna infancia, que cualquier cosa que me hiciera pasar desasosiego, se incrustaba en mi cerebro, haciendo que aquello no volviera a tener un lugar en él, aunque dicho sea de paso, el sitio que hay (en mi cerebro)es muy poco.

El caso es que sea por Dracula ó Frankenstein, o por los dos cogiditos de la mano; cualquier cosa que tuviera, por mínimo que fuera, un tufo a miedo, yo la descartaba y pasaba de ello, tanto es así, que ahora siendo ya un madurito resultón,. . . resulton-to, bueno depende de la distancia que se me mire, el resultado mejora de manera directamente proporcional a la distancia desde la que se hace, cuanto más distancia, mas mejoro, hasta el punto que si no se me ve, podría pasar por guapo, ejem, ejem (son toses).

Siendo yo producto de la década de los sesenta, y habiendo crecido con todo tipo de fobias y traumas infantiles me encuentro hoy día, que todavía persisten algunas y de hecho otras se han acentuado, pero esa es otra historia, el caso es que cayó en mis manos una película de miedo, y como quiera que yo no estaba dispuesto a pasar un rato desagradable la descarté, pero pasados unos días, y no teniendo nada mejor que hacer, me encontré de pronto metiendo el disco en el divx, me senté animado por el hecho de que la película fuera japonesa y hablarán tanto de ella que me había picado el gusanillo.

Me visioné toda la película a las tantas de la noche y estando el resto de mi numerosa familia en un placentero y reparador sueño. El caso es que en este lado de la carretera estaba yo solo, porque los demás estaban donde suelen ir las personas que no tienen otra cosa mejor que hacer, y van y se duermen. Después de hacer un acopio de valor decidí reunirme con el resto de almas e irme a la cama, hice lo que la mayoría hace en estas ocasiones, que nunca he sabido porque pero me parece una contradicción, mear y beber agua, no sin auto convencerme de que los niños japoneses con la cara blanca, los ojos coloraos y asomados detrás de la puerta de un armario, no existen, son fruto de la imaginación calenturienta de alguna mente enferma, pensé que los ojo rojos eran causados por el revelado defectuoso de la película y la blancura del niño, debería ser por la ingesta excesiva de mantecados y por ultimo lo de asomarse a la puerta de un armario, seria por las dudas evidentes de la inclinación sexual de dicho japonesito. . .; del japonesito aficionado a esconderse en armarios vacios, el caso es que en esas andaba yo, convenciéndome de lo estéril de mi preocupación, cuando a oscuras por no despertar a la "bella durmiente", me descalcé y puse el pantalón en su sitio, cuando me dirigí a la cama, sin dejar de pensar en el japonés devorador de mantecados, puse mis posaderas en la cama y automáticamente escuche una voz de ultratumba que me decía: --¡ Has apagado el ordenador !--.

No puedo describir el momento aquel porque aun hoy, pasados un par de años, se me eriza la piel y los pelos me crecen, pero lo intentaré. El caso es que dí un grito y desperté al resto de "bellitos y bellitas durmientes", dando un salto enorme y asombroso por tener yo olvidada dicha facultad(la de saltar) , estuve a punto de agarrarme a las cortinas pero un arrebato de inusitado raciocinio me dije que aquello no era buena idea y que "la bella durmiente" enfurecida, sería peor que un ejercito de japoneses con serias dudas sobre lo conveniente o no de salir del armario, caras blancas y ojos rojos ; después de que viera el resultado de semejante acción, así es que recobré el aliento como pude e intenté tranquilizar al resto de adormilados componentes de la familia, en realidad el que necesitaba tranquilidad era yo, pero en fin, siguieron todos con lo suyo y yo me metí en la cama, intentado contener la risa nerviosa y preguntándome a quien carajo le importa si el ordenador estaba apagado o no.

MUY FINAS. . .

Esta mañana, estuve comprando embutido, si, debería incluir en mi dieta otro tipo de alimentos pero, pero. . ., no tengo excusa, últimamente la cena es la comida que más me gusta, el desayuno con cereales es como si comieras comida de pájaros y ni siquiera el Cola-cao de mi infancia me recuerda otros tiempos mejores. La comida. . ., a la comida no llego nunca a tiempo, nunca esta recién hecha, siempre he de recalentarla, convirtiéndose en un nutriente engrudo apto para enfoscar paredes, paso el tramite sin pena ni gloria presionado por la apremiante necesidad de poner la cabeza en algo blando, en la almohada, ¡qué bonito invento!, en un mar de nieve blanca una isla surgida de las tranquilas aguas sujetas por cuatro puntos de ajuste, se encuentra el rincón reconfortante de un sueño reparador.
Si , cometí el error, pregunté quién era la “ultima” y era un tipo de dos metros, unos cincuenta años y unas espaldas que sin duda cargarían más que una Caterpillar, - “La ultima soy yo”, dijo mirándome desde las alturas y sin apenas mover el bigotón que amortiguaba sus estornudos mas febriles, - ¡Vaya!, perdón – contesté en un hilito de voz antes de interesarme por las chuletas de Sajonia, como si no las hubiera visto nunca, ¿Como seria que acabaron aquí estas chuletas de Sajonia, tan lejos de su origen?, debe ser la corriente migratoria que hace que nadie haga el descanso eterno en el mismo sitio donde nació, ¿Dónde está Sajonia?, ¿existe Sajonia?, pensar en estas tonterías me ayuda a no pensar en el ceporro del mostacho, afortunadamente inmerso en el mar de dudas que le provoca decidir cuál de los treinta huesos de jamón ha de llevarse.
-Seis lonchas finas de chóped-, pide una señora con acento del este de Europa.
- Y muy finas – puntualiza haciendo un gesto con dos dedos, como si el charcutero ecuatoriano no supiera lo que es “muy fino”.
-Seis lonchas de Jamón de York- otro emigrante ( el jamón ) no creo que sea de Nueva York, como muy lejos será de Girona.
–Y muy, finas- pide de nuevo la señora.
El charcutero las hace tan finas que se podría adivinar el color de sus ojos si se pusiera dos o tres delante de la cara.
– Seis lonchas de pechuga de pavo-
-Muy finas – esta vez se adelanta el charcutero, en un inicio de play off que puede acabar de cualquier manera. Vuelve a pedir la señora mientras empieza una especie de disculpa – Son para mis niñas, no les gustan grandes, son muy guapas, hacen deporte, se cuidan mucho y además son. . .
–MUY FINAS- dice el del mostacho recién abandonado el mar de dudas sobre qué hueso de jamón llevarse, con una voz de barítono propia de un soldador ruso. Intercambio de miradas y sonrisas forzadas, menos las del ceporro del mostacho que se ríe igual que Santa Claus en un concierto de Barón Rojo.
Llega mi turno, deposito el ticket de turno en la papelera y aclarando mi voz con imperceptibles carraspeos pido, --Doscientos gramos de Jamón York, en lonchas, muy gordas—sigo carraspeando, mientras noto como se para el tiempo en unos cinco eternos segundos, con las miradas de todos fijas en mí, adivinando lo que todos piensan. Ni eres guapo, ni haces deporte, ni te cuidas y además no eres nada FINO, ¡Basto, más que basto! Sí, he de sopesar la posibilidad de introducir cambios en mi dieta, es evidente.

MEADA O MI HADA (las dos cosas valen)

- - Tengo ganas de mear, mama tengo ganas de mear - -
- -¡Ay que niño este!, tan grandote y todavia a las faldas de su madre. Mira, ve allí, en el hueco entre esas dos casas en obra y hechas una meadita, a ver si mi grandullón sabe hacer pipí, el solo.--

Espoleado por esta arenga, que dudaba de mi solidez como meador compulsivo, me dije que aquello no podía quedar así y que dejaría el pabellón muy alto, además, me estaba meando ¡Qué demonios!. Con pasos titubeantes, por mi edad y por los cascotes que rodeaban aquellas construcciones, que no habrían pasado un mínimo control de un técnico en prevención de riesgos laborales me dirigí al hueco existente entre los dos edificios en obra, y con mano inexperta pude sacar "la cosita", que parecía el cuello de un cantaor flamenco, a punto de estallar(mi cosita), ya sé que el cuello de un cantaor flamenco no estalla, o, si?, el caso es que saqué la cosita y me di cuenta demasiado tarde de que la bragueta no estaba lo suficientemente bajada para lo que la operación requería, pero empecé la micción (hay que ver que fino me pongo algunas veces), la cuestión es que noté como una humedad calentorra entre las piernas a la vez que un alivio en el cuello del cantaor flamenco, comprendí al momento lo incompatible de las dos sensaciones, y la imposibilidad de renunciar a ninguna de ellas, así es que continué sintiendo las dos, aunque con un incipiente asco a medida que mi apremio disminuía.

De repente, en la oscuridad, divisé un par de puntos brillantes, que de vez en cuando se apagaban , y a la vez oí ruidos entre los dos edificios que apenas si estaban separados por cuarenta cm, el uno del otro, entonces entre tinieblas "vi" llegar un "peazo" (bueno, no lo vi, más bien lo intuí), un "peazo" de gato negro, como si fuera un misil viniendo hacia mí, pasó como una exhalación entre mis piernas mojadas, secándome algo de las "lluvias otoñales" que adornaban mi entrepierna (en realidad las dos piernas), luego me dio por pensar como olería el jodio gato después de secarme las piernas, pero eso fue luego. . .

Mientras el gato negro pasaba raudo y veloz entre mis piernas (esto no tiene doble sentido, es tal cual, literal, literal, literal), mientras pasaba entre la piernas, noté como su cola golpeaba con la mía, y como por arte de una "varita mágica"(la del mago, la mía, ni era mágica, ni nada), por arte de magia, dejaba de miccionar, perdón una vez perdida la compostura,¿ que mas da?, dejaba de mear, a pesar que el diminuto monzón que estaba organizando aun tenía un ratito de existencia, pero se interrumpió de repente a la vez que di un grito, como si el peazo gato negro del diablo se hubiera llevado con él, el cuello de ... (mi cosita), dejemos el flamenco que si no los Belgas se enfadan ?????.

Salí corriendo de allí como alma que lleva el diablo, trastabillando entre los cascotes, con las calzonas, las piernas y los calcetines empapados, y gritando ¡mama, mama! sin que ésta supiera apreciar mi repentino ataque de cariño y me asestara dos "collejas sustitutas"(yo las llamo así porque son de las que dan susto), como se puso total porque no demostré lo bien que mea un grandullón, como ella decía. Lastima de "meada", ¡vale! y lástima de "mi hada", la pobre, lo que pasó hasta que aprendí a hacerlo bien

MACARRONES LAVADOS A LA PIEDRA

Diablos la producción, como si lo único importante en la vida fuera producir, producir y producir, hay cosas más importantes en la vida. . . por ejemplo el dinero, sino fuera por el dinero me iba a tirar yo metido doce horas en esta fábrica, envolviendo rodamientos con esta máquina infernal, producto de una noche de mal sueño de algún ingeniero alemán, aunque. . . ¿será por dinero?. . . con todo el que hay en los bancos, ¿será por dinero? Bueno, ¡vale!, esta ese pequeño detalle de que todo el dinero que hay en los bancos tiene otro dueño. Pero . . . ¿será por dinero?, detallitos como ese no son importantes.

Doce horas aquí metido, oyendo el martilleo de esta máquina, siento su vibración a través del suelo, pendiente de sus más mínimos deseos, de sus grandes necesidades, hay que ver lo que traga, no se cansa, más y más rodamientos come y come, y luego claro está, así caga (perdón por la cagada).

¿Que estoy haciendo aquí?, mi jornada ya terminó, pero las ansias no te dejan, total para la mierda que pagan. . . 80 euros, 40 doblones(monedas de dos euros), cuatro horas, más, aqui metido por esta miseria, y esta máquina que no deja de pedir más rodamientos, menos mal que soy una persona equilibrada, que si no, no podría soportar esta vida, en fin voy a parar la Alemana esta y me voy a comer, en mi media hora de descanso, ¡explotadores!. Entro en el comedor, casi todo ocupado, olores de mil comidas diferentes, explotados como yo, comiendo cosas de casa, cojo mi fiambrera, espero delante del microondas, ¡ting!, ya está caliente, me siento en una silla, solo, sin nadie que me moleste, saboreando las chuletitas de cordero con "entomatá", que mi mujercita preparó, para el descanso del guerrero, abro la fiambrera y ¡Oh, sorpresa!, ¿y mis chuletitas, con ese tomate ligerito, hecho caldito y humeante de otras veces?, en su lugar, ¡maldita sea me va a oír cuando llegue a casa!, en su lugar, esta porquería de macarrones lavados a la piedra, ¿cuántas veces le habré dicho que la única pasta que quiero es la que tributa en Hacienda?, pasta con tomate, ni siquiera ha echado carne, ¿Esto, que es ?, me cago en la. . ., pero si es atún, lo ha debido hacer aposta, ¡Claro como me fui sin tirar la basura, esta es su venganza, tomo un poco de esta maldición. ¡Maldición, esta soso!, se olvidó de la sal, que difícil se me va a hacer la vuelta a casa.

Que querrá el pesao este, todo el día viéndole y ahora se sienta enfrente de mí, pues se me ha puesto la leche un poco fea. . . ¡Gracias!, pues no ves que estoy comiendo, tanto. . Que aproveche. . .que aproveche
vaya tiene una fiambrera como la mía, maldita sea con lo que yo quiero a esa mujer y me prepara esta. . . esta lavativa, pero he de hacerme el duro, todo el día trabajando duro ( ejem, ejem) para encontrarme con esto, ¿dónde queda el reparto de tareas?, yo trabajo, tu cocinas, ese fue el trato, demonios que asco me está dando comer la p. . . pasta esta.

Anda mira se ha dado cuenta el lerdo este de que tenemos las mismas fiambreras, como si eso nos convirtiera en almas gemelas, ya acabé de comer, si no fuera por el hambre que tenia. . ., que sí que son iguales, anda ábrela y comételo que todavía la vamos a tener,¡ Hostias!, chuletitas de cordero con tomate, los dos ponemos la misma cara de sorpresa , el de agradable sorpresa, y yo de "tontoelculo", pongo cara de póker, me lo merezco, permanezco aquí sentado, viéndole comer "mis " chuletitas de cordero con entomata ligera, viéndole mojar pan con deleite, yo pido perdón mentalmente a mi mujer, y prometo no volver a olvidar la basura, me impongo el castigo de ver como se relame los dedos, por haber sido un bobo y cuando lava su fiambrera y la deja en la estanteria la cambio por la "mia", anoto mentalmente la idea de tener una fiambre original, que no pueda ser equivocada por ninguna otra y mientras pongo en marcha la Alemana zampona, me acuerdo de ella y lo ricas que estaban las chuletitas, aunque se las halla comido otro. . .

LUNA


Entonces, eras un niño, pregunta tras pregunta, duda y vuelta a dudar, ¿Porque?, ¿Porque?. Me buscas para que yo resuelva tus dudas, cualquiera puede resolver tus ansias de saber saber más, no te gusta la respuesta, sigues buscando, alguien sabrá la respuesta certera.

Noche de luna, luna llena, grande inmensa, blanca muy blanca, una nube ligera, difuminada en el cielo se interpone enmedio de la luna blanca, y de ti, miras a la luna, me miras a mi, se puede oir la maquinaria de tu cerebro puesta en marcha, vuelves a mirar a la luna, me miras y preguntas: ¿Se esta quemando la luna?

LAGRIMAS COMO PERAS DE AGUA


Hace frio esta noche de Marzo, sopla el viento, que suerte que conseguí aparcar cerca de casa, poca gente por la calle, he de dar un último repaso a las tareas de mañana, he de visitar a este hombre que hace mucho no tiene pedidos. . .

Alguien se sienta en el banco de enfrente, está oscuro, habla por teléfono, no oigo lo que dice, bajo un poco la ventanilla, yo siempre fui un poco cotilla, habla con rabia como si escupiera las palabras, me resulta familiar, muy familiar.

-Te he visto, no lo niegues, la cogiste la cara y la besaste, no te quiero ver más, te he visto, te he visto.- y el tono rabioso poco a poco se convierte en llanto mientras continua diciendo cada vez en voz más baja - Te he visto, te he visto. . . -.

Que ganas me dan de ayudar, de decirle que el tiempo lo cura, que ella vale más, que mire en otras ventanas, de consolarla, pero me callo cierro la agenda, ya preparare las cosas en otro momento, es jovencita muy jovencita, tiene dieciséis años, lo sé, es muy guapa, soñadora y no está preparada para estas cosas, ¿acaso alguien lo está? Pero me callo, salgo del coche, me acerco, me mira con lagrimas en los ojos, y vuelve a balbucear – Le he visto, le he visto. –

-¿Por qué lloras?- le pregunto bajito.

-Yo no lloro-Responde rápidamente limpiándose las mejillas

-¿Y esas dos lagrimas como peras de agua que tienes en los ojos?- le digo sentándome a su lado en el banco frio.

- Es que le he visto, papa, y duele, duele mucho.-

-Lo sé, hija, lo sé – le digo dándole un pañuelo de papel.

-Vamos a casa cariño, vamos a jugar a parchís como cuando eras pequeña y yo haré como que no me doy cuenta de tus trampas.- Empezamos a caminar y me echa un brazo por encima y me aprieta como si quisiera hacerme daño.

-¡Eh, el que hacías trampas eras tú!-, Ya no llora, ahora ríe, como cuando era pequeña, pero ahora sé lo que antes no sabia y es que ya dejo de ser “mi niña”.

LA SAL

Lucrecia abrió los ojos, un agudo dolor en el ojo izquierdo le hizo exhalar un gemido, intentó incorporarse pero notó dolor en la espalda y su inquietud creció por momentos, ¡ Dios mio, esta vez se ha pasado ! el dolor fué remitiendo, y con él su agobio, pudo levantarse y al hacerlo compredió la magnitud del desastre, todo revuelto, el espejo roto de la pared le devolvia su imagen de mujer derrotada, recordó el dia que su tia Carmela llegó con el espejo, eran las visperas de la boda, vino con él y un barreño de dulces, eran su regalo. El espejo se sostenia apenas y con un gesto de dolor lo descolgó y dejó en el suelo.

Se dirigió al baño y al pasar por el dormitorio y contemplar los cajones tirados y los frascos de perfume que tanto le gustaban desordenados, no pudo reprimir el rencor que sentia hacia un hombre que no apreciaba el cuidado y dedicación que ella daba al hogar de ambos, lentamente pudo recomponer todo aquel desorden que le hacia sentir mal, era la herencia que sus mayores habian impreso en su mente. El excesivo celo por la limpieza y el orden le habian traido más de un disgusto, pero ella era así y no iba a cambiar ahora.

Después de la boda lo habian pasado mal y con la llegada de su primer hijo el habia decidido emprender la aventura de abandonar su tierra y buscar un futuro que su tierra les negaba. Fueron años de soledad criando aquel hijo, guardando la casa con una rutina cercana a la locura; por fin el volvió y decidieron ir a la ciudad, para ella todo era nuevo y diferente descubrió un cambio en él, ya no era aquel jovencito delgado y enjuto que la hacia sonreir apenas verle. Se habia convertido en un hombre siempre malhumorado agobiado por los problemas, al que se notaba que su sola presencia molestaba, no tenia reparos en demostrarle su ignorancia a cualquiera, en cuanto habia la menor ocasión pagaba con palabras y humillaciones su frustación en el trabajo.

Abrió la ventana el aire frio de principios de invierno le renconfortó; siempre habia sentido el frio como algo puro, algo renovador, como cuando en su infancia se abrian las puertas y ventanas para dejar escapar el humo impuro del fuego y el aire limpio de la mañana lo invadia todo. Colocó todo tal como le gustaba a ella tenerlo y solo entonces después de haberlo colocado todo experimentó una sensación de paz.

En la cocina todo estaba en orden, sintió un estremecimiento al ver el tarro de la sal ¡Maldita sal!. nunca habia sabido adivinar la proporción justa de sal que debía echar en las comidas, o estaban saladas o sosas. A decir verdad ella siempre habia encontrado las comidas en su justo punto de sal, pero él siempre ponia esa excusa y habia terminado por dudar si es que era estupida y no sabia hacer las cosas, Sabia que no; era él , él era el estupido que venia envenenado a casa y por una tonteria se ponia a dar voces, ¡Cielos las voces, que manera de gritar, que dirán los vecinos!.

Sus hijos habian crecido siempre al margen de todo nunca habian tenido conciencia de la magnitud del problema, ni siquiera cuando fueron mayores alcanzaron a descubrir que aquello no funcionaba como deberia, pensaban en su padre como un ser recto, autoritario, firme en sus convicciones producto de una educación que ya habia cambiado, eso es lo que ella quiso que creyeran y no podia reprocharles que la hubieran creido, habia hecho bien el trabajo. Ahora ellos casados y lejos de allí seguirian ignorantes de lo mal que lo estaba pasando.

Nunca habia tenido ayuda de nadie, su madre empeñada en que todo fuera bien le decia que todo era normal formaba parte de su carácter, y habria de soportarlo con resignación, su padre lo ignoraba y al morir se fué la unica ayuda con la que podia contar. La sociedad era muy diferente justificaba los excesos del marido y todo se trataba con un cuidado extremo. Recordó una ocasión en que los golpes y voces fueron especialmente alarmantes, un joven vecino llamó a la puerta y pidiendo una cerveza por que se habia quedado sin ella pregunto si todo iba bien, se la dió y al cogerla, su marido le sostuvo la mirada, una mirada glacial como solo él era capaz de mirar, y le dijo -¡Las cosas de los matrimonios se arreglan cada uno en su casa!-, ya no volvió aquel joven a interesarse por las voces y cuando se cruzaban en el ascensor o en las escaleras bajaba la mirada como si se sintiera culpable de algo.

Cerró la puerta con llave, bajó lentamente las escaleras y se puso unas gafas de sol grandes, que seguro taparian el daño que tenia en el ojo izquierdo, notó dolor en la espalda pero bajó resuelta saludando a una vecina, cuando llegó a la tienda saludó, y se dirigió rapidamente a la estanteria de la sal ¡maldita sal!, cogió una bolsa, y se fué a la caja, la cajera se sorprendió de verla con aquellas grandes gafas pero no dijo nada, ¡Es que me ha salido un orzuelo! alcanzó ella a decir a modo de disculpa.

Atravesando el parque se sentió cansada de repente muy cansada se sentó en el banco y subiendo la solapa de su abrigo descubrió un estraño placer allí sentada protegida del frio, con el calor de los rayos de sol en la cara; lentamente sus manos se deslizaron por la bolsa de la tienda y sacó la sal¡Maldita sal!, sus manos se hundieron lentamente en aquella frágil bolsa que despacio fue derramando su contenido a sus pies, mientras unas fuertes rafagas de viento comenzaban a soplar llevandose la sal¡maldita sal! depositada en el suelo, Pensó: ¡Esto no tiene porque ser así, en algún sitio hay alguién que me podrá ayudar, sé que en algun lugar alguien me ayudará! y dando una patada al montón de sal se dirigió resuelta en busca de ayuda

martes, 6 de mayo de 2008

LA RUEDA

Hay que ver las utilidades que tiene una rueda, mucho tiempo después de que un tipo inventara la rueda, mis amigos y yo descubrimos lo bien que se podía pasar el tiempo con una rueda de furgoneta, eran tiempos en que no se hacían parques ni se pensaba en las necesidades de juego de los más pequeños, porque se tenia la mente ocupada en otras necesidades más apremiantes, comer.

Se jugaba en el campo más cercano sin cuidados de "trafico", ni de que te pillara un coche tampoco (lo pillan), confiados en la honradez y buena fe de la gente. En fin eran cuatro los elementos esenciales de la historia, más los demás "elementos" y yo, a saber: dos árboles una cuerda, y una rueda de furgoneta, es fácil ,¿eh?. Se adivina fácilmente el discurrir de una historia de altos vuelos.

Se ata un extremo de la cuerda a un árbol, el otro extremo, que es donde acaba pero por el otro sitio, al segundo árbol, habiendo metido una rueda de furgoneta entre la cuerda y los árboles y se obtiene un bonito columpio. Nada seguro, pero un columpio , de ahí a probarlo va nada un breve lapsus de tiempo, se sube uno se acomoda y los demás empujan y empujan hasta que la cara del que esta "enruedao", empieza a transformarse en un panel en el que se lee claro como la luz del día, ¡Bajarme de aquí que me estoy, poniendo malo!, ese es el mensaje que él intenta transmitir, porque lo que los demás elementos leemos en su cara es ¡Qué bien me lo estoy pasando, dadle más fuerte!.

Después de haber pasado cada uno de nosotros por esa experiencia, una voz pensante, bueno lo que se dice pensante, no era, pues a menos que hubiera pensado no habría propuesto el jueguecito, ¿Porque no subimos todos en la rueda a ver si aguanta?.

Uno a uno vamos subiendo, dos en el interior, uno a cada lado de la rueda y otro encima de ella como si estuviera montando un bonito corcel blanco, perdón negro, poco a poco nos vamos acomodando con una risita nerviosa, pensando que nos vamos a ahorrar una pasta en montar en la feria, sin darnos cuenta que lo que teníamos allí era un enorme y fantástico tirachinas, empieza el movimiento y todo el mundo contento, después de comprobar que el tirachinas aguanta, perdón columpio. Bueno aguanta, hasta que deja de aguantar, justo en el momento más alto, justo en el que llevaba más fuerza el tirachinas, perdón columpio, el extremo de una cuerda se rompe, cae la rueda por la acción de la "gravedad", haciendo presagiar consecuencias de cierta "gravedad", el que estaba a horcajadas como si fuera un corcel ahora por no se sabe que intervención divina se encuentra debajo de la rueda, habiendo recibido en las partes mas íntimamente suyas la lección de por qué aquello era una mala idea, los dos de los laterales, yacen en el suelo entre una nube de polvo y un ligero dolor de riñones, los del interior de la rueda tuvieron una suerte dispar uno de ellos compartiendo cama , polvo y dolor de riñones con los del lateral, pero el otro, partió en un viaje sin fin dando vueltas en el interior de la rueda, raudo y veloz recorriendo una de las cuestas más larga y llena de baches que pueda haber sobre la tierra.

Se nos olvidan los dolores e inmediatamente queremos ver el desenlace de aquella inesperada fuga giratoria y bajamos rápidamente la cuesta, para ver como sale de entre los matorrales nuestro amigo perdido, mareado por las vueltas que dio la vida, perdón la rueda, para oír la voz pensante, la misma voz que antes; que dice : ¡Como mola, vamos a subir la rueda y nos tiramos por la cuesta!, Si, eran otros tiempos pero los mismos idiotas.

LA LAVADORA

Aquella lavadora, fue la segunda que entró en casa, la primera era Balay y nos sirvió siempre de una manera leal y sincera, tuvimos que deshacernos de ella, pues cogió la fea costumbre de mearse en la cocina y claro en un niño pase, pero una lavadora, es lo que tiene, que se la mira mal.

Esta segunda, es muy popular, no, no es partidaria de Rajoy, quiero decir que todo el mundo la conoce, fíjense que un día el vecino de abajo me preguntó por ella.

-- ¿Es tuya esa lavadora que ponen a las once de la noche, y que hace un ruido como de fin del mundo? - -

-- Si, es esa es la mía, es un “poquito” dicharachera, pero aun tiene para rato.—

-- ¡Dios no lo quiera!—dijo mientras levantaba una mano a modo de despedida.

Siempre la tratamos bien, le dimos detergente en polvo cuando el detergente venia en tambores redondos, luego se lo dimos de las cajas cuadradas, y por ultimo en botellones que venían de Marsella, (al menos eso decía la etiqueta), nunca protestó por lo que tuvo que trabajar, bueno un día sí, aquel día se puso mala, se le atragantó un calcetín del niño en un manguito y estuvimos a punto de jubilarla, pero en un arranque de osadía, decidí meterla mano (con el permiso de mi señora) y milagrosamente no protestó como suele hacer esta( mi señora) y pude sacar el calcetín sin causar ningún estrago, cosa harto milagrosa pues siempre que decido ahorrarme un dinero en reparaciones, acabo gastando más.

El tiempo dejó alguna huella en su aspecto y lo que ayer no eran más que relucientes paneles de chapa y plástico blancos, se tornaron con el trascurrir del inexorable discurrir de los días y años en amarillentos plásticos y arañados paneles de chapa, pero ella siempre conservó un aire majestuoso cuando exhibía su marca reluciente en el frontal, AVANTAGGE, era el signo de su extirpe, ahora extinto ya con el devenir de nuevas estrategias comerciales.

Ahora próximo ya el final de sus días me dedico un poco a pensar en ella y en la venida de su sustituta, dudando entre una Bosch o una Whirpool que nos haga felices a nosotros y como no a mi vecino.

LA BADILA

Niña fui, pero no me faltó valor, ni la mano amiga que me elevara desde los más bajos dominios de la soledad e incomprensión, la mano fraternal y amiga, . . . mi hermano, sangre de mi sangre, tan parecido a mí y por eso, quizás, tan diferente. Tan unido a mi contra el enemigo común y sin embargo tan fiero y despiadado en la lucha entre ambos.

Necesitaba hacer esta introducción no sé, muy bien porqué, pero si no digo algo grandilocuente no les engancho y luego se me dispersan, cual mosquitos nocturnos en derredor de la farola brillante y cegadora que lucha contra los reinos de las tinieblas, ¡bueno! lo dejo que ya tienen una dosis suficiente, el caso es que es cierto que niña fui, y por aquel entonces seguía siendo una niña soñadora y atrevida que en la pugna por hacerse un sitio entre dos hermanos varones, recibía varapalos por todos lados (esto no es poesía, aunque lo parezca) en fin, recibía "vara" y "palos", eso varapalos de mi protector hermano mayor y de mi debilucho hermano menor.

Aunque yo soy natural de gran ciudad, estas (las ciudades) en un principio no fueron así y antes de crecer y hacerse con la mayoría de edad, fueron pueblos aprendices de grandes urbes, con un encanto cercano en lo rural, al paraíso de Adán y Eva, para convertirse con el transcurrir del tiempo en lo que hoy son; centros de martirio cosmopolita del ser humano.

El brasero debajo de la manta camilla, daba su magnético calor a las piernas infantiles produciendo "cabritillas", por la excesiva cercanía de las piernas a aquel prodigio que mitigaba el frío a falta de venideras calefacciones centrales, y radiadores eléctricos.

Mi mente infantil permanecía atenta a dejar un sitio en ella,(en mi mente), para aprender cual era el nacimiento del río Miño, pero la mente de mi hermano estaba atenta en el lado contrario de la camilla, intentando descubrir cual era el grado de aguante del que yo era poseedora mientras permanecía impasible al descabezamiento de mis recortes de moda (recortables de muñecas con vestidos y recuadros blancos en los hombros), con aquellas modelos cabezonas que lucían sus grandes galas, con más variedad de la que mi mente, pudiera pensar que existía. Seguí ignorando su imitación de Robespierre, cortando cabezas aristocráticas hasta que llegó a mi cabezona preferida, entonces comprendí lo que el "Fary" sentía cuando cantaba lo de "pero aquel de la fuente, que nadie lo toque, que le dejen tranquilo, que no lo provoquen" sentí un "no sé qué, que, qué sé yo", que ni siquiera el hecho de encontrarme sola, sin el criterio conciliador de mi madre, (que siempre era requerido en estos casos en forma de una zapatilla, flexible pero firme, muy firme, doy fe) sola decía me encontraba en manos de aquel Revolucionario Francés sin sentimientos, lo cual no me impidió amenazarle diciendo con voz muy firme y autoritaria

- Jo, no me rompas más muñecas , . . . ¡Orejas! -Esto último se lo dije sin miramiento ninguno cuando pasó de conmutar la pena por decapitación a la reina de mi corte.

Entonces, ocurrió, ante tal desafuero, ante aquella ignominia, ante aquella agresión sin medida ni proporción, cogí la badila de remover el brasero y se la arrojé con toda la fuerza que pude reunir con mis infantiles brazos en el momento justo que pude memorizar que el río Miño nace en Lugo en Fontemiña, la arroje con tan mala fortuna, que no le di, (perdón quiero decir que "afortunadamente", no le di), el caso es que tuve que abandonar el calor amigo que daba aquel brasero y contemplar compungida como la badila se mantenía erguida y clavada en la puerta blanca, primor y orgullo de mi madre, la cual había pintado días antes a falta de emular a otros insignes pintores.

Mi hermano, sangre de mi sangre, parecido a mí, pero tan diferente.¡ Alto ! ya tuvieron la dosis de grandilocuencia. Mi hermano, decía..., no dejaba de palmear y de agitar sus manos con gestos que manifestaban la magnitud del desastre, unas veces con la palma hacia abajo diciendo:
-¡La que has "liao"! y otras:
¡Verás que firme esta la zapatilla de mama!, con la palma hacia arriba.

Yo, sin perder el arrojo y compostura que me caracterizaron en situaciones más complicadas a las que la vida me llevó, no dejé de masticar el chicle que tenía durante toda la tarde y después de sacar la badila del agujero, lo puse(el chicle) en el sitio que anteriormente ocupaba la pieza de metal, consiguiendo tapar el agujero, pero quedando de un asqueroso color rosa, me dirigí rauda y veloz al fregadero donde mi madre guardaba los restos de su imitación a Velázquez, (Bueno la pintura blanca, que me vuelvo a poner grandilocuente), y con el pincel pinté el cuerpo del delito y me quedó tan bien que mi hermano no pudo por menos de felicitarme y prometer que no diría nada si no se descubría, cumplió la palabra dada y hoy día cuando vuelvo a la casa de mi madre, paso por la puerta y rozando con las puntas de los dedos mi artesanal remedio, no puedo evitar experimentar un estremecimiento, pero a la vez una satisfacción, por mi trabajo y por mi hermano que siempre supo guardar un secreto.

INSIGNIFICANTE

ANALISIS TEORICO DEL ADJETIVO INSIGNIFICANTE EN ALCOLLARIN
Debido a mis vínculos afectivos y emocionales con naturales de este lugar de esparcimiento y solaz (¡vale, también se trabaja y se vive!), he tenido un contacto digamos que:” cercano”; a la forma muy particular de ver la vida y por eso quizás a la forma y usos particulares del lenguaje.
El adjetivo en cuestión es INSIGNIFICANTE, no, no es que no tenga importancia, sino que es la palabra INSIGNIFICANTE. Habitualmente esta palabra se refiere a cosas tangibles o más o menos etéreas pero no a una persona, es este el uso que a mí me llama la atención .En alguna ocasión he sido testigo de cómo a alguien se dice : ¡Eres un insignificante!, bueno en realidad lo he oído decir alguna vez referido a otras personas , y MUCHISIIIMAS, referido a mí , y analizando el sentido del adjetivo usado como insulto tiene tal carga de degradación y es tan humillante que me maravilla como se puede decir algo tan ofensivo con una palabra que” a priori” no es un insulto al uso.
Que algo sea insignificante normalmente, denota una falta de importancia o que carece de valor, pero al aplicarlo sobre una persona, y concretar el objetivo, adquiere unas connotaciones tan ofensivas. . .; el hecho es que cuando dicen: ¡Eres un Insignificante! , se está personalizando, eres tú, “ lo” que no tiene importancia, eres insubstancial, inapreciable, inútil, nimio, eres minúsculo, despreciable, además de los posibles daños colaterales referidos a ¿Qué es lo de tú persona que es insignificante?, también puede referirse a pequeñez, minucia, bagatela y esto dicho a un hombre adquiere un “significado”, digamos que más humillante si cabe; de todos es sabido que el tamaño no importa, pero todos saben que alguna "importancia”, si que tiene, bueno este aspecto del análisis es escabroso y por ello intentaré soslayar las derivaciones del uso de la palabra insignificante en otros aspectos que no vienen ahora a cuento.
Por último he de decir, que normalmente cuando te aplican este bonito adjetivo, no lo hacen como parte de una descripción más o menos fidedigna: eres bobo, insignificante. Sino que se hace arrugando un poco los ojos, forzando los labios, gritando y diciéndolo como el que arroja venablos, ¡Vale, dicho de esta manera cualquier cosa es un insulto!, por ejemplo: ¡Eres maravilloso!, si te lo dicen como anteriormente explico, acaba mosqueando.
Bueno acaba aquí mi análisis de la palabra INSIGNIFICANTE, en el uso particular como insulto que se da en Alcollarín, otro día, más y mejor, que tengan un Buendía y que les digan pocas veces que son INSIGNIFICANTES. (Porque para que lo sepan, estas cosas duelen) sniff, sniff podría ser llantos,. . . pero son mocos.