domingo, 27 de septiembre de 2009

NO DEBÍ VENIR, ... PERO VINE (no es latín, pero lo parece)

No debí venir, lo sabia antes y lo sé ahora. Este calor es insoportable. Gotas de sudor caen desde mis orejas hasta mis sandalias y corroen las tiras de piel negra que cubren mis pies. Apenas puedo sentarme en el mínimo espacio que se asigna a mis posaderas, rodeado de paisanos sudorosos al igual que este arrepentido que lamenta los errores cometidos.

Noto una presión en la espalda. Algo como si me estuvieran saliendo las muelas del juicio pero por debajo de los omóplatos, Recuerdo aquella sensación como de meter un taco de plástico entre diente y diente y se parece a esta que siento ahora, pudiera ser que me estuvieran creciendo alas…, en vez de muelas…pero lo dudo.

Sale el segundo toro de la tarde y maldigo los tres euros que me ahorré en previsión de mi formidable habilidad para soportar el calor sofocante del mes de Agosto en Extremadura, me fallaron los cálculos…porque no merecía la pena el ahorro y porque mi capacidad está muy por debajo de mis expectativas, me lo advirtieron: hoy va a hacer un calor del carajo…Ni siquiera ver a Víctor Puerto puede justificar esta cerrazón que me llevó a poner un pie delante de otro y acabar en la plaza de Zorita. Los de la peña gritan y se animan al aparecer el verdadero protagonista de la tarde…No, el toro negro y astifino, no. El jamón, me estoy acordando del jamón. Pero yo sigo incomodo con mis muelas… ¡Perdón, alas!, Bueno lo que sea que me está naciendo en la espalda y que pugna por salir… ¿O debería decir por entrar…?

Giro levemente la cabeza hacia atrás porque girarla hacía adelante es imposible (de momento) y allí está la fuente de mis males, una anciana con un gran sombrero de paja rojo en el que se lee Havana 5, lo que me lleva a pensar ¿Cual será el resultado del otro equipo, Guantánamo 3? Me pregunto ¿Que hará esta buena señora en un sitio tan poco recomendable como aquel…,? Más indicado para que le dé a uno un ataque al corazón que para hallar un leve atisbo de paz espiritual si es que a alguien el espectáculo taurino le procura esta sensación…aunque lo dudo…

Después de meditarlo largamente, como las lonchitas de jamón…que a este joio siempre le salen generosas…me decido a hacerle una petición a la anciana, que sigue impertérrita como si por estarse quieta los rayos solares no le afectaran de igual manera que al resto de mortales, nunca tuve certeza mas rotunda que la de ser mortal bajo aquel sol endiablado, pero consciente de la necesidad de no prolongar la agonía que las rodillas huesudas y blancas como el nácar causan en mi espalda hago un acopio de valor, con la mejor de mis sonrisas y con una educación exquisita más propia de Hogwarts que del Colegio Nacional “General Crespo” que fue donde adquirí lo poco que consiguieron meter en mi dura y hermética mollera…me dirijo a la buena señora y le hago la petición que más ha marcado mi vida desde aquel lejano día en que le pedí a otra extremeña que subiera conmigo a la noria sin saber la trascendencia que aquella decisión traería a mi vida…

--¿Señora seria usted tan amable de abrirse de piernas…? Es que se me están clavando sus rodillas en la espalda y me están matando…-- La señora me mira sin siquiera mover la cabeza…como ahorrando la energía vital que a mí se me escapa a borbotones con cada gota de sudor que desciende por mi sudoroso cogote…

¡Claro que sí, hijo!, ¡Faltaría más! --- Y sin previo aviso y lo que es peor sin darle tiempo a mí sudoroso cogote para que gire, abre las piernas con una generosidad tal que mi visión de la vida cambia desde aquel día…no llegó a traumatizarme pero mi vida desde aquel día no es la misma…perdí mi voracidad por las lonchitas de jamón y hasta el queso no tiene para mí el mismo interés, me arrepentiré toda mi vida, hubiera preferido mil veces que me salieran alas, pero la vida es así y solo puedo aconsejarles:

Tengan cuidado con las peticiones que le hacen a una dama porque corren el nada despreciable riesgo de que se las concedan …¡No debí venir, ...pero vine!