sábado, 26 de diciembre de 2009

¡Verás, verás lo que nos vamos a reir...!


Ha pasado un año; o lo que es lo mismo: Doce meses. Fue durante las navidades del año pasado, lógico por otra parte, teniendo en cuenta que ha pasado un año. Vamos a dejarlo aquí que me estoy embalando como las canciones de Xuxa…

Es bonito tener a toda la familia unida, como decía la canción: Atados por los lazos del amor…El deseo de compartir y de dar. Este deseo fue el que motivó que mi hermano pequeño, que curiosamente es más alto que yo…, como si la naturaleza se empeñara en llevarle la contraria al dios Cronos… si es que existe… ¡Bien! No divaguemos, que lo de Xuxa me está afectando. Ese deseo de compartir llevó a mi hermano a compartir su fascinación por los petardos, las fuentes de confeti y cualquier veleidad pirotécnica que aturdiera los sentidos de la vista o el oído por un par de horas, o en su defecto ambos.

Así es que reunidos a la sazón tal que hace un año en rededor de la mesa, retirados ya los platos y demás indicios de que allí hubiera habido un cordericidio…sacó el susodicho una bolsa de plástico en la que supuestamente traía un detalle que nos iba a dejar boquiabiertos… sobre todo a mi madre…

Hechos los brindis preceptivos, por la salud de todos, por la esperanza de que el nuevo año nos trajera como mínimo más de lo mismo. Sacó de la bolsa una especie de barra larga multicolor y sonriendo pícaramente dijo:
-¡¡Verás, verás lo que nos vamos a reír!!-Mientras mi padre le miraba temeroso y mi madre ignorante ella, preguntaba: -¿Qué es eso?, ¿una flauta?, espera que voy a por una pandereta…

--¡No, no te molestes, mama! ,…que el concierto no dura casi ná. Y mientras, retiraba algunas copas y la bandeja con alfajores, polvorones y turrón de chocolate que se había puesto encima de la mesa por si alguno tenía necesidad después del cordero… ¡Animalitos!, los que comen de esto, que los corderos bastante tienen con criarse tan buenos…

Hecho el sitio, los demás comensales nos retiramos un poco porque aquello no presagiaba nada bueno… Mi hermano cogió con las dos manos un extremo de la barra y la retorció, como deberían haberle hecho a él en el cuello para que se estuviera quieto…Sonó un golpe seco y acto seguido un fogonazo y después del fogonazo otro golpe seco, y después de este último empezaron a caer escombros y trozos de escayola. El confeti y las serpentinas permanecían en el techo del salón desafiando a la ley de la gravedad, pegado todo esto en lo alto y sin visos de que fuera a caerse de forma inmediata.
Mi hermano primero se quedó serio y luego al verme a mí retorcerme por el suelo y luego pegar golpes en la mesa mientras me agarraba la tripa llena de cordero, se fue transformando en una sonrisa seria si esto fuera posible… hasta decir en un hilito de voz:
¡Joder, pues si yo pensé que no iba a ser tan fuerte…!—Luego miró a mi padre y a continuación a mi madre…y está le espetó:

¿Tú eres tonto?—Como si no supiera que sí…

En el mes de mayo mi madre me dijo que aun salía alguna que otra serpentina de detrás de los muebles, por eso, este año cuando mi hermano pequeño (que es más alto) se presentó con una bolsa del Mercadona (… de momento las siguen dando), mi madre saltó de su apacible asiento en el sofá del salón y cacheó a mi hermano pequeño (Que es más alto), lo cacheó por que le dió dos cachetes cariñosos (Bueno el dice que no eran tan cariñosos…) y le cacheó porque le registró de arriba abajo como si fuera un tipo moreno con dos riñoneras que intenta subir a un avión americano.

Mi madre respiró tranquila, después de comprobar que era una botella de vino bueno (como si hubiera vino malo...) y mientras volvía a su asiento, se la oyó decir que, si mi hermano pequeño, (que es más alto) volvía a traer una flauta de esas o cosa semejante le abriría antes la boca para que al explotar quedara todo recogido…, un poco drástico pero efectivo porque le pregunté y me dijo que ni de coña se volvería arrimar a ninguna cosa semejante..., con lo que me reí… lástima…las navidades van perdiendo su encanto…



De Zanguinez en flickr

jueves, 17 de diciembre de 2009

...apenas retazos de la vida de una mujer de mediana edad...

… Si yo no estoy gorda, estoy hermosota, pero nada, no sirve de nada engañarse, dije que la haría y cuando tomo una decisión he de cumplirla, que haga también deporte me recomiendan, como si la hartaura de té verde no fuera suficiente.... Qué bien me vendría una palmera de chocolate…¡Nada, nada!, Hay que desechar los malos pensamientos…, pero que harta estoy del té verde, tanto té verde no puede ser bueno, si hasta estoy cogiendo un poco de color y me llaman “la hulk”, ¡Que mala leche tienen algunos!, ¡leche! que bien me vendría un vaso de leche con la palmera…¡Otra vez!, …así no hay quien pueda. Tengo una tristeza en el estomago… Estoy deseando llegar a casa…no por lo que me espera allí, si no por llegar, porque una no puede tener anhelos de llegar cuando sabe lo que le espera, tortilla de espinacas, arroz blanco y todo el té verde que pueda tomar…, es como si quisieran que explotara con tanto té verde…y encima una no tiene ayuda de nadie…, cuando me ven en el trabajo con el té me dicen que: ¿Cómo me enjuago tanto la boca con el licor del polo?… si ellos supieran lo que cuesta no abalanzarse sobre los donuts… Hoy me dijo Jesús que ya se me notaba la pérdida de volumen, y yo contesté que siempre había tenido el pelo lacio y lisito pero no se refería a eso y dijo que si me pusiera un vestido rojo parecería un arañazo… No tiene una, ayudas de nadie, encima de guasa…
Andaba yo por las calles soleadas de esta gran ciudad, con estos pensamientos filosoficos de altura…, volviendo del trabajo en la fábrica y con una mala leche que difícilmente serviría para hacer mantequilla. El madrugón y la enésima propuesta definitiva de adelgazamiento tenían en mi ánimo una influencia perversa y caminaba resuelta hacia mi casa, cuando lo vi, en un principio el bamboleo cadencioso no me resultó extraño, pero a medida que se acercaba el jovencito musculado, fue adquiriendo tintes sospechosos sobre la conveniencia de llevar una dieta tan estricta que me causaba visiones y a la vista de las visiones, mareos.
Lo que en la distancia me parecieron atributos masculinos, semejantes a mp3, riñoneras o vaya usted a saber qué. En la cercanía dejaron de parecerse y pasaron a serlo, ¡Qué manera más extraña de correr! ¡Con todo fuera!, lo que en el mar se podría llamar “fuera borda”. Pues para algunos (y algunas) es el motor de su vida...Después de sentir todo esto, mi rubor fue en aumento pues lejos de alejarse a la carrera aquel tipo sudoroso se dirigía a mí, primero me dio la impresión de que venía hacia a mí, y luego quedé francamente “impresionada” cuando se detuvo a unos pasos intentando sin conseguirlo que sus manos ocultaran parte de…, de “aquello”.
Era el hombre de unos treinta años, bien formado y con unas manos enormes, manos que podrían hacer malabares con un par de sandias pero que se mostraban insuficientes para cubrir…todo aquello. Llevaba una camiseta ajustada y unas mallas de corredor ajustadas, tan ajustadas que ante el empuje excesivo se rompieron por el punto más débil…, el que soportaba mas presión…justo en ese sitio se hicieron más holgadas.
Ante mis ojos atónitos y huidizos, pues yo nos los dejaba ir a sitio tan “evidente”, (pero sin conseguirlo) estaba aquel muchacho que se dirigió a mí en estos términos:
--Perdón que me presente así.., pero no tendrá unos imperdibles o algo con lo que pueda sujetar la malla.., que es que se me ha roto y mire como me veo…-- Dijo mientras se ponía de lado y trataba de ocultar tanto…poderío.
--Pues no, no llevo imperdibles pero estamos cerca de mi casa y si te esperas un poco te bajo un bañador de mi hijo…--Dije yo solidaria de los apuritos que estaba pasando el “presuroso”.
--Bueno se lo agradecería mucho porque me queda un rato hasta llegar a mí casa— Dijo acercándose a un árbol y abrazándolo, dando la impresión de algo que no sé si tiene nombre, pues hacerlo con animales se llama zoofilia, ¿pero con un árbol?, renuncio a buscar la palabra, si es que la hay…
--O si no…, aquí, a la vuelta, hay una tienda oriental y puede ser que allí tengan algo… --Dije yo acuciada por las dudas sobre lo conveniente de que un tipo en aquella tesitura me esperara en mi portal…
-- Si, como para entrar en un chino estoy yo, además no llevo dinero—Me dijo el pobre mientras yo pensaba en lo mismo…
--Bueno, también puedes hacer una cosa…-- En un nuevo intento de que todo “aquello” no se viniera conmigo…--Te quitas la camiseta y metes las piernas por las mangas, seguro que así podrás taparte… (yo no podría haberlo hecho…, hasta completar la dieta de té verde…)
Tragué saliva, no había acabado de decirlo cuando ya estaba manos a la obra, en realidad quitó las manos de la “obra” y se las puso en la camiseta y en un momento tenia puesta la camiseta como si fuera un calzón árabe, pues le llegaba la culera por las rodillas, pero al menos podía caminar de acuerdo a las más elementales reglas de la decencia.
--Muchas gracias, ha sido una buena idea – Dijo reiniciando la marcha, dejándome con la boca abierta, mientras le veía alejarse a toda velocidad, desafiando a las leyes de la física pues parecía un tipo corriendo mientras hacía el pino…
Y es que definitivamente la vida de una mujer de mediana edad…, es muy dura.