sábado, 28 de junio de 2008

ELEVADAS ALTURAS

La tarde de aquella, bonita mañana de abril......., ¿Algo vá mal?. Empecemos de nuevo… Aquella bonita tarde del mes Junio, había hecho calor, eran las ocho de la tarde y pese a que el sol empezaba a remitir en su desaforada furia, aun hacia un calor del carajo, los cinco adolescentes barbilampiños que refugiados a la sombra de aquella construcción en obras, abandonada no se sabe porque crisis inmobiliaria, estábamos refrescándonos con una extraña mezcla de vino y Coca-cola que por aquel entonces se puso de moda, llamada Calimocho, que consistía en estropear la coca-cola pues el vino ya venía hecho una pena en el tetrabrik, a mí siempre me pareció que aquella mezcla era peor que la gasolina, pero la insistencia de Joaquín, acompañada de un par de Donuts y la duda sobre mi capacidad de ser un machote bebeor, hacían que bebiera de una manera sosegada, pero que rebañara los culitos de las Coca-Colas en un intento de compensar la merma de consumo y la igualdad de aportaciones para la adquisición de dichos elementos mezcladores, vamos resumiendo que bebía poco pero como pagaba igual, me bebía hasta la lengüeta de la lata, pesetero…

Allí, a la sombra de aquel esqueleto se nos pasaba el tiempo, hablando de cosas interesantes como, ¿Que podían ver las jovencitas de nuestra edad en los Pecos? o ¿Que podía tener de interesante el programa “trescientos millones”?, dudas estas y otras de similar calado que nos hacían más llevadero el triste trascurrir de un verano apenas comenzado y al que las tres asignaturas suspensas de media, apenas ensombrecían las expectativas, pese a que la media fuera desigual pues “El Joaquín”, había suspendido todas y “el Pelusa” había sacado nota media de once, puntuando sobre diez, convirtiéndole en un bicho raro, …”el Pelusa” pues Joaquín era raro sacara las notas que sacara.

La tarde transcurría por los cauces normales, haciendo guarrerias con la bolsa para mezclar el vino con la coca cola y encima bebiendo a morro, con lo escrupuloso y poco hábil que yo he sido siempre para estos conocimientos mundanos, cuando un avispado contertulio manifestó que en las obras en construcción se podían encontrar revistas que los obreros en sus descansos utilizaban para llevar un poco de Cultura visual a sus vidas, vale eran revistas de destape, Cultura visual pero cultura al fin y al cabo, y nosotros que teníamos las hormonas alborotas por la edad y las neuronas confundidas por el calimocho, decidimos adentrarnos en la obra en busca del tesoro “literario”(Por ser propio de visionar en “literas” no por su pertenencia a la “literatura”).

Fuimos uno por uno subiendo los cuatro pisos de aquella construcción y allí no había nada que leer salvo los paquetes vacios de cigarrillos, Bisontes, por cierto, que la construcción no daba para otros dispendios. Llegados por ultimo al cuarto piso, envalentonado no se si por el vino o por las hormonas, me fui acercando al borde, cerrando los ojos, sentí como el calor se mitigaba por una leve brisa que corría y uní mi alma y mi cuerpo en una comunión firme y absoluta entre el viento susurrante y el vértigo del Dios de las alturas, absorto en las sensaciones que embargaban mi alma y mi cuerpo pude vislumbrar entre un ojo medio cerrado dos figuras que paradas a lo lejos miraban en la dirección en la que me encontraba con un atisbo de creciente curiosidad. Di un pasito lento hacia atrás y luego otro y otro, estos ya no tan lentos, incluso diría que fueron a velocidad de vértigo el mismo que sentía en otra de sus acepciones minutos antes, baje y conmigo los demás jinetes de la Apocalipsis, preguntando --¿qué te pasa?, ¿qué te pasa?—Busque a Joaquín entre aquellos rostros llenos de acné y cual si fuera una misión de vida o muerte le dije: -Mira, di que estábamos jugando al escondite, vale.-- . ¡Vale, pero la que te vas a llevar, es chica!—me contesto, tranquilizándome el muy . . .

Salió Joaquín de la obra como si se encontrara casualmente con mi padre y mi madre que iban de paseo, gritando ¡Eh Damián, sal que te hemos visto!, Salí yo como si tal cosa y mi padre requirió mi atención con esa autoridad que le daba la ligereza de su mano derecha

-- ¡Eh!, ¿Qué hacías en “to” lo alto?-- como si no supiera que estábamos haciendo el cafre.

—“Ná”, jugando al escondite. —Contesté poniendo carita de niño bueno, mientras me venía el sabor del Calimocho, haciendo que me fuera por las patas abajo

-- ¿Al escondite?, y como que te “escondes ande” te ven desde Ciudad Real, ¡Mameluco!—Haciendo amago de lanzar su mano derecha en busca de un pescozón corrector de conductas erróneas, pero que a Dios gracias no llegó a lanzar pues mi madre previsora ella, se había colgado de su brazo en un gesto amoroso no hacia él, sino hacia mí pues es seguro como que el cordero es manjar de dioses, que si no, habría sentido una quemazón intensa y localizada en el pescuezo, fruto de la necesidad de corregir conductas equivocadas.

Dominado el primer instinto correctivo, asomo una leve mueca en sus labios, que sujetaban un cigarrillo, y acercándose a mi me dijo:

--No vuelvas a esconderte tan alto, que se te ve. —Y alejándose ambos camino adelante, pude oír a mi madre intentar convencerle de que ya no era tan niño…

viernes, 27 de junio de 2008

Y SIN EMBARGO...TE QUIERO

- ¡Hola, cariño!, coge mi coche y te vas con mi padre que se ha caído una piedra muy grande de la cerca y me pidió que te dijera si puedes ayudarle a ponerla en su sitio…

-¿ Que pasa que no puede solito con una piedrecita?.

-No, cariño, es que le hace falta un cabestro.

-¿Un cabestro?, ¿no será un cabestrante?.

-Nooo, cariiiiiño. Le hace falta un cabestro, que cabestrante ya tiene, así es que te vas por la carretera y ponéis la “piedrecita” en su sitio que tu has quedado ya solo para eso para “brutalidades”.

-¿A quien saldrás tan positiva?. ¡Ah vaya! lo de cabestro lo dices por mí. Porque si es así también podrías venir tú…

-No, eso es para los machotes, que piensan tan rápido como tú, id por la carretera que por el camino el coche se pondrá sucísimo.

-¿Hola suegro, vamos a poner la piedrecita en su sitio?- le pregunto, como si no lo supiera, viéndole con un cinturón para los riñones y unos guantes de piel para trabajar y pienso: ¡Que exagerado, pero inmediatamente cavilo y llego a la conclusión que la piedrecita ha de ser una señora piedra pues si no, no estaría este buen hombre tan preparado.

Subimos al coche y le digo que en vez de ir por la carretera iremos por el camino pues con la cerveza que accidentalmente se calló en mi vaso seguro que me quitarían más puntos que a Stallone después de un retoque de los suyos. Hace constar en acta que por el camino el coche se va a poner perdido y de paso resuelvo la duda de ¿A quién se parece la que duerme a mi lado?

Efectivamente, estaba en lo cierto, la cerveza que tomé era excesiva, la piedrecita era una señora piedra, y la que duerme a mi lado se parece al que está ahora a mi lado; empujando un mamotreto, que digo yo si no podría venir mi cuñado que al fin y al cabo la finca será para él. Ya está la piedra en su sitio, espero que se quede ahí por otros doscientos años. Se me olvidaba. . . también estaba en lo cierto con el coche, ¡vaya como se ha puesto!, el coche y ella. . . ella cuando ha visto el coche.

-¡No será que no te lo he dicho, cabestro que eres un cabestro, mira como se ha puesto, claro como no es el tuyo…!

-¡Vaya tela, hubiera sido mejor ir por la carretera y perder los puntos, en vez de ir por el camino y que me pille la guardia civil(o sea ella)!

- Ahora mismo me lavas el coche que yo no lo llevo así a ningún sitio.

-Que remilgada te has vuelto, podrías decir que lo tienes de camuflaje para que no se vea en medio del ecosistema.

-No es necesario. . . ahora mismo me lo lavas.

-Os parecéis un montón.

-¿Mi padre y yo?. . . ¿En qué?

En que los dos queréis hacerme trabajar como un cabestro, . . ¡.ale! ya lo tienes limpito, quédate tranquila.

-Pues no sé, porque el motor seguro que también lo has dejado sucio…

-Pero eso se arregla fácilmente, en la parte de atrás del coche hay un tubo, ¿Lo sabes?

-¡Claro! El tubo de escape.

-Pues mientras yo me voy con tu papá a tomar una cerveza, te agachas y soplas, veras que limpito te queda el motor.

martes, 24 de junio de 2008

PRE-TECNOLOGIA

Si señores, así se llamaba la asignatura, toda la vida llamándola trabajos manuales y entonces van y la cambian el nombre. "El Jerry" y yo no entendíamos nada, porque si seguíamos haciendo lo mismo que antes para que llamarlo de otra forma, bien; entendíamos que era algo que se escapaba al orden naturalmente concebido para las cosas y de todas formas tendríamos que seguir recortando madera con una segueta así es que para que buscar explicación si aquello no la tenía.

La señorita encargada de dar la nueva asignatura, que casualmente era la misma que daba la anterior, poseía una fuerza interior una firmeza de carácter, un convencimiento en sí misma y en sus poderes de convencimiento que eran digno de encomio, resumiendo: ¡Que tenía una mala leche que no veas!, así era ella, su sola presencia intimidaba de tal manera que cuando pasaba al lado de alguno que estuviera con la segueta de inmediato el pelo de la segueta hacia un ruido inconfundible, haciendo que el que estaba serrando no supiera si estaba usando la segueta o dando un concierto de arpa, como el mudo de los hermanos Marx, vamos que intimidaba, porque seguro que intimar no sabía lo que era.

Estábamos en clase de Pre tecnología, esperando todos que la señorita calificara la porquería de trabajos que llevábamos, unos la torre Eiffel, en la que se notaba claramente la mano del hombre que había hecho al alumno también, ¡Vamos que se la había hecho su padre! Otros con un dinosaurio que parecía el esqueleto de una rata medianita; yo con la silueta de una mapa de la península ibérica a la que había extirpado Portugal en la estúpida creencia que de esta manera cortaba menos con la p. . . . Segueta, sin darme cuenta que había convertido la península ibérica en la silueta de España, eso sí, sin las islas Baleares y sin Canarias y mucho menos Ceuta y Melilla, tan de moda hoy día por el cabreo de Camilo Sesto..... ¿Camilo Sesto? no perdón, Mohamed VI eso es Mohamed VI.

Llegó el momento de calificar el trabajo "del Jerry", que era una silla de mimbre, pero sin mimbre, pero que en realidad parecía un sillón de relax, pero sin motores ni orejeras, porque tenía una más que evidente inclinación hacia atrás que invitaba a cualquiera que se hubiese sentado en el a meditar de lo humano y lo divino.

- ¿Esto. . . qué es?- Pregunto la maestra, dando muestras de no entender el trabajo del "artista".
- Es la silla señorita - Dijo "el Jerry “consciente de que era conveniente ser parco en las respuestas
- ¿La semana pasada, yo que te dije? - Pregunto, fingiendo no acordarse la muy....
- Me dijo usted que lo "apañara" - contestó el Jerry intentando poner derecho el sillón de relax, no la silla de esparto sin esparto
- Yo no te he podido decir eso - dijo ella dudando de la palabra "del Jerry"
- Si, señorita me dijo que lo "apañara" -. Insistió "el Jerry" mirándome a mí en busca de ayuda o de alguien que corroborara su versión de los hechos, pero sin hallarla porque casualmente yo estaba colocando mi península sin Portugal, ¡una lástima!
- ¡Yo, no te he po...di...do decir eso jaaamás! - diciéndolo con más seguridad que la que debió haber en la Biblioteca Nacional en la etapa de Rosa Regas.
- Que sí, que me dijo que la "apañara" y ya he "apañao" la silla -Desesperado por no encontrar un auxilio divino miraba a todos con rencor sabiendo que aquella panda de cobardes no confirmaría su testimonio. La maestra estaba haciendo que se tambalearan nuestras convicciones más sólidas y firmes, una de ellas era que los maestros no mienten, y aquella estaba mintiendo, pero haber ¿quien se lo decía?
- En todo caso, yo te diría que la a...rre...gla...ras, no el palabro ese que acabas de decir. - Dijo ella descubriendo el juego que llevaba y nosotros sin entender que nos estaba dando una clase de lengua. - De todas formas lo digas como lo digas de aquí a septiembre tienes tiempo de "apañar" la silla. Se acabó la clase de lengua, mensaje recibido

Así fue como "el Jerry" suspendió las dos asignaturas Trabajos manuales y la otra: Pre tecnología; junto a las otras cuatro, ¡Vamos un éxito!

domingo, 22 de junio de 2008

PEROLO, MATADOR DE TOROS

El albero ardía, en el tendido de sol, los abanicos parecían simular el mar encrespado con olas juguetonas y caprichosas, el paseíllo iba a dar comienzo y en todos nosotros reinaba un nerviosismo que solo remitiría un par de días después, ¡por lo menos!

Joaquín (el Jerry) era mi apoderado, también era mi banderillero desde el comienzo de mi carrera en el arte de Cuchares, el arte de la cuchara ya lo tenía más que aprendido desde la más tierna infancia, nos aficionamos a este noble arte un día en que estábamos celebrando un bonito día de de campo y aparecieron unas “lindas vaquitas” que decidieron pasar por el mismo sitio donde teníamos el “salón comedor “era digno de ver la destreza y habilidad con la que subimos a los arboles, todos excepto Trini que por ser una mujer con mas “cuerpo” que un “Marques de Cáceres” Gran Reserva no pudo subir al árbol y si no llega a ser por el cuñado de Joaquín que le dio un pase con la muleta, no por ser torero, sino porque era cojo, no para defenderse sino para usarla como escalera, la vaquilla habría hecho una buena faena. El caso es que tanto comentamos aquella jugada que una cosa nos llevó a otra y he te aquí que hoy el día de mi alternativa (Pues las deudas no me dejan tener otra. . .Alternativa digo), nos hallamos los dos metidos en esta tesitura.

El traje de luces, de pocas luces en mi caso, lo había conseguido de un banderillero en el declive de su vida artística y lógicamente estaba un poco deteriorado, con unos costurones que indicaban que el tipo en cuestión o era muy corneado o la costurera era muy mala, pero me temo que eran las dos cosas a la vez, el pantalón o taleguilla era dos tallas o catorce más grande de lo que yo necesitaba, con lo cual parecía un pantalón de campana lavado con agua muy caliente pues había encogido de forma asombrosa, de todas formas la taleguilla no tenía “demasiado” que proteger y no me quedaba del todo mal, lo peor era el chaleco que a duras penas conseguía abrochar pues necesitaba las dos tallas que me sobraban en la taleguilla, de la Chaquetilla lo único que puedo decir es que el nombre no le iba bien, pues en mi caso era una “señora Chaqueta” aunque pareciera un chubasquero de Agatha Ruiz de la Plasta; de la montera, que por si algunos no lo saben es algo más que una calle de Madrid famosa por las “aceras y bordillos”, la montera es el gorro que nosotros los toreros llevamos lógicamente en la cabeza, diré que no me encajaba por tener yo la cabeza desarrollada al extremo por mi tendencia natural a pensar en tantas cosas que el entrenamiento había hecho que me llamaran Perolo por tener grande la susodicha y estar todo el tiempo hirviendo su contenido, el caso es que el Jerry le había puesto una goma y entre que parecía que llevaba una careta y que la montera se me quedaba por encima de la cabeza estaba más cercano de un ordenador con ampliación de memoria que de un maestro apuesto y aguerrido.

Al pasar por la puerta (que para eso está para pasar) no pude reprimir un estremecimiento al ver el cartel del festejo, mi nombre con letras amarillas, daba testimonio de mi origen espiritual y de mi inalterable pesadez, PEROLO “Peñasco de Alcollarín”; de los otros componentes del cartel no merece la pena la mención pues no pasaran a la historia como es mi caso, y por eso no vamos a hacer la historia innecesariamente larga.

Se inicio el paseíllo con los alguacilillos y detrás los maestros, los “otros” a los que no viene a cuento mencionar y yo, que infundía a mi andadura, el tronío, la guapeza y la solera
y el embrujo de la noche sevillana (perdón que esto es de estrellita), quiero decir que andaba con mis pantalones de campana con una gracia cortijera que ni un ejército de hippies en medio del Central Park de Lequeitio.

Después de ponerse todo el mundo en su sitio, el único que no estaba en el sitio adecuado era yo pues debido al consejo de mi asesor que era El Jerry me había puesto enfrente de los Toriles, recibiendo a puerta gayola y notaba en el aire que yo no debía estar allí, digo que lo notaba en el aire, pues este pugnaba por hacer su presencia desde lo más “intimo” de mi mismo, y comprendí en toda su magnitud lo que era estar, estar. . . muerto de miedo.

Apareció el toro,. . .tardó un cuarto de hora( dense cuenta de lo largo que era ese toro). . . un toro negro ( Negro como un bidón de Coca-Cola Zero), con unos cuernos finos como palillos de los redondos, con más leña que los bosques de Canadá, y con mas mala leche que los depósitos de fermento de Reny Picot; con cinco años recién cumplidos, ¡No que digo cinco, por el tamaño debía tener por lo menos dieciocho! El toro de Osborne que está en el km 42 de la a-5 en la entrada de Valmojado sería un torito de los de ponerse en la tele, si lo comparásemos con este, el solomillo (comida otra vez) de semejante bicho ha de ser comparable únicamente a un bidón de petróleo Tejas; se dirige hacia mí. ¿A ver que le había hecho yo? como si fuera un ave de los de Magdalena Álvarez( funcionando de verdad), echando una carrera para ver quien llega primero, levanto el capote (para protegerme) y va el tonto y pasa de largo, se oye una ovación cerrada y lejos de pensar que era por mi actuación , le di cuarenta y cinco pases de pecho y treinta dos de ombligo, pues me rozaba cada vez que pasaba por mi lado, extenuados el Toro por supuesto, yo sin despeinarme (Por la montera con goma) y el público harto de decir ¡Olé!. Pienso que es porque en el tendido unos aficionados han sacado una paletilla ibérica y se disponen a dar cuenta de ella, pero no, era por mí, me levanto doy otro pase, un “largo cambiao”( que no sé muy bien lo que es pero que aquí queda de vicio), le doy un pase, y otro, y otro más( parezco un portero de discoteca en lugar de . . .,de. . .¿torero?).

La gente deja de beber cerveza y me aplauden, ¡que ovación!, menos mal que me estaban grabando un video sino esto no hay quien se lo trague en el trabajo.

Entran los picadores, con los caballos lógicamente, ¡qué fuerza!, ¡qué poderío!, patas recias, cuello ancho y fuerte, musculosos, (bueno, gordos más bien), con movimientos pausados, estudiado despliegue. . . ¡lástima que los caballos estuvieran tan escuálidos!, pero lo que son los picadores eran magníficos.

Acaba el tercio con otra ovación para mí, pues pongo al toro en suerte y no le toca ná, ¡no! quiero decir que se arranca desde lejos y apunto esta de caer el escuálido caballo y el magnífico picador, pero este en un alarde de imaginación en vez de apoyarse en el toro se apoya en la arena, lo cual no es entendido por el público que sigue con el jamón y las cervezas y abuchean a los picadores, pero a mí no, a mi me vitorean. ¡Perolo, Perolo!

Joaquín pide las banderillas y le hago la misma pregunta de siempre que se que tanto le molesta, ¿Cuáles, las picantes? Se dirige hacia el toro y en el primer par se caen las dos al suelo, en el segundo se queda una y la otra a punto estuvo de clavarla. . .en uno de sus muslos (de él, no del toro) y el tercer par las pone de una manera majestuosa pero el toro le sigue y el Jerry en un misterio digno de Iker Jiménez o de Jiménez del Oso(para los más maduros). consigue pasar por el hueco del burladero, eso sí dando un tripazo que hasta el toro soplaba mirando para otro lado, ni unos científicos venidos de la Universidad de Illinois consiguieron explicar como aquella tripa había conseguido pasar por aquel hueco.
-- ¡El miedo!-- decía Joaquín --,¡ el miedo es la explicación ¡.

Con banderillas y picados los toros como tomates de Pizarro queda la faena de muleta, le pido al Jerry que me lo ponga cerca de los toriles, pero no me gusta, hago que lo ponga en los medios, pero tampoco me gusta, me lo pone cerca del tendido dos y no me gusta y ya harto me dice cabreado –Maestro, ¿ande quiere usted que se lo ponga?, y yo con esa gracia natural que Dios me ha dado y acordándome del chiste le respondo: ¡Ande no lo vea, Joaquín, ande no lo vea!.

Salgo con mi muleta y mi estaca para la muleta que en vez de torear parece que voy a por Dracula (por la estaca), el toro repite y repite como los filetitos de pollo con ajo que me obligan a comer como si yo necesitara dieta. . . Continúan, las ovaciones, los aficionados con la paletilla y las cervecitas, el Jerry con el botijo del agua que no lleva agua pero si vino de Pitarra fresquito y yo en “tó” el medio con aquel tren de cercanías que me había cogido cariño a Dios gracias sin haberme cogido de verdad, llega el momento de la suerte suprema y me acerco al mozo de espada, que también lo hacia el Jerry, ¡lo que vale este hombre! En lugar de darme el estoque, saca un cuchillo jamonero, yo me cabreo. ¡Jerry, ostias el estoque, el estoque!

Pongo el toro con las patitas de adelante, que se llaman manos, juntitas, apunto con fruición y deleite como si fuera un dardo, me hago un lio con la rodilla, las alpargatas y me caigo encima del toro, con tan mala fortuna para el pobrecito mío que quedó fulminado. La plaza se viene abajo, ¡Que le den la oreja, que le den la oreja!, y pienso para mí que me den el rabo que de orejas ya estoy bien servido,(perdón, perdón ha sido sin querer) pero me dan las dos orejas y el rabo sin guantes ni nada tengo que cogerlos,eso si son un poco de asco, doy una vuelta al ruedo, un aficionado intenta subirme a sus hombros pero después de cuatro intentos entiende porque el chaleco que llevo ha perdido todos los botones y me deja pues con tanto roce ya me estaba poniendo verraco, me tiran botas de vino, sombreros, sujetadores, latas de cervezas vacías (que bromistas. . .) y cuando empiezan a tirarme billetes de 500 euros (que les juro a ustedes que existen) oigo una voz que desde los cielos me dice mientras todo mi cuerpo se estremece, mas bien me zarandean:

¡Chacho,Chacho!, ¿ No querías ir a los toros de Zorita?, si es que vaya siestas que se echa el insignificante este. ¡Corre, y mete alguna coca-cola light en la neverita, que luego te pones hasta arriba con el jamón, y asi compensas un poco.

Me siento en el suelo, encima de la manta, con la camiseta sudá y siento una pena tan grande, para una vez que estaba haciendo algo bien resulta que era un sueño… ¡Maldita sea!

viernes, 20 de junio de 2008

COPOS DE MAIZ

Esto pretende ser una breve reflexión (flexionar dos veces) sobre los copos de maíz. Primero analicemos el nombre "copos de maíz", ¿cómo se pueden ver "copos" en algo que no es blanco?,¿ acaso nievan copos de maíz?, seria digno de ver a la gente cuando hubiera una gran nevada de copos de maíz con barreños de leche con chocolate intentando que nevara dentro del barreño, en fin perdón por la desmesurada dispersión de ideas, admitámoslo la realidad es persistente y estas cosas son llamadas copos de maíz, no lo vamos a cambiar, pero creo que tengo una explicación : el que le puso el nombre de "copos", bebía muchas "copas”, y no precisamente de maíz, pues si no, no tiene una explicación.

Bien una vez hecho esto que no aclara nada sobre el "porque" del nombre de los "copos de maíz", pero que me ayuda a crecer como persona y ser humano (al menos la cabeza la noto más gorda), (¡ay pillines), pasemos a otro punto: el envase, estos restos de complejos orgánicos vienen en una caja que lleva un gallo, ¿Que tiene que ver el gallo con el interior?, al igual que el nombre, no se sabe y a decir verdad creo que carece de importancia, ¿A quién le importa? como decía Alaska y Dinarama, o ¿era Alaska y los pegamoides? o ¿era la Bruja Avería?, bien una de las tres o mismamente las tres, ¿A quién le importa, porque la caja lleva un gallo en el exterior?.

Esto es indescifrable como el análisis de laboratorio que viene en un cuadrito, ¿qué más da los hidratos de carbono o lípidos que tienen los copos si no sabemos lo que son?, además debe ser la explicación de por qué repiten durante el resto de la mañana. Mención aparte merece la bolsa, la bolsa no hay quien la abra, pero si por una conjunción de astros astrales junto con la estrella de la muerte hacen que la bolsa se abra, entonces lo hace en toda su plenitud y provoca la dispersión más absoluta de los copos provocando una nevada en el suelo de la cocina, eso sí, de limitada extensión, pero nevada al fin y al cabo, a ver ¿si va ser por esto lo de llamarles "copos"?.

Una vez abierto se ponen en un tazón generoso de leche, porque si lo pones en una tacita, entiendes en su plenitud el principio de Arquímedes que venía a decir que para meter los copos en la tacita tienes que desplazar la leche que has metido previamente porque si no, se desplazara por si misma a la mesa, vamos que o pones un tazón o eliges, ¿leche o copos?, una vez comprendido el mecanismo tan complejo que rige el mundo de los copos, la leche y los tazones, te enfrentas con un tazón que tiene copos y leche, y entonces has de tomar una de las decisiones mas difíciles de tu vida, pero no por ello más sencillas de tomar y vas y te los comes, es entonces cuando a mí se me plantea una de las reflexiones más importantes de este mundo y es la siguiente: ¿Soy yo solo en el mundo el que nota que los copos de maíz tienen sabor a churros?, ¿Están hechos los copos con las cascaras de los churros?, ¿Nos han copiado los americanos los churros y nos los venden en copos p´a que no nos demos cuenta?¡Vaya usted a saber!.Lo mejor es desayunar con el pan del día anterior, donde va a parar.

miércoles, 18 de junio de 2008

CAPONES, COMO INSTRUMENTO EN LA EDUCACIÓN

Bueno aqui me dispongo a relatar otra de las entregas por capitulos que me gustaria sirviera para distraerles en el descanso del guerrero, que hay que ver que "guerreros" que son algunos, y que "descansaos" que estan otros.

Bueno terminado ya el capitulo de dedicatorias, (Breve porque nadie se merece que le dedique algo como lo que me dispongo a relatar). Comenzaré por situar la edad en la me pasó tan singular acontecimiento que merece ser reflejado en este texto. Tendria yo dos o tres años, ¡vale! todo me pasaba a esta edad, ¡no! digamos que tendría, siete quizás ocho, vaya ya lo sé que mierda de memoria, pero es que a mí el pc me lo vendieron asi y no creo poder ampliarlo ya es demasiado viejo y no creo que haya recambios.

A la bonita edad de siete años, mi padre, hombre recto y severo donde los haya, me pidió amablemente que le acompañara a realizar una visita profesional propia de su profesión(logicamente), profesión que no viene a cuento mencionar por no dar detalles escabrosos, yo a mi padre no le podia negar nada, sobre todo pidiendomelo como siempre lo hacia que era tirando de mi, a pesar mis intentos de seguir viendo un globo, dos globos, tres globos o cualquier otro de aquellos bonitos programas en blanco y negro. El caso es que me convenció, dandome un ligero capón, que menos mal fue ligero... por que a punto estuvo de arrebatarme masa encefalica.

Habiamos llegado a la bonita casa en la que mi padre debia realizar su trabajo de pintor (¡Vaya se me escapó! ).Llamamos al timbre, (llamó él porque yo apenas llegaba), y nos abrió la puerta una doncella vestida de doncella que no sé si estaria "entera", pues yo desconocia por entonces los pormenores de la vida y por supuesto no es un detalle relevante para el relato. Esta "entera", perdón doncella, nos hizó pasar a un salón decorado, no sabria precisar de que estilo, baste decir que era un salón y que estaba decorado, nos dijo que esperaramos alli sentados que la señora marquesa nos atenderia enseguida, después de un rato, ni corto ni largo, un rato....¿es que no saben lo que es un rato? . Después de un rato, vino la "entera", perdón doncellla acompañada de una señora arrugada, bueno, pero arrugada como si la hubieran metido en una secadora de las baratas, que ni secan ni quitan arrugas, con un ligero parecido a la Excelentisima señor-a vicepresidenta del gobierno Doña Teresa de la Pega.

Esta señora traia un perro muy pequeño de estos que las personas que dicen que quieren a los animales, ponen un kirikiki, no me hagan que ponga más veces kirikiki, que es peor que poner Home English, el caso es que alguien que le hace eso a un animal no puede hacer creer que quiere a los animales.

Aquella señora después de saludarnos y de ponderar lo guapito y buen mozo que era, pidió a mi padre que le acompañara para que viera el objeto de su visita, diciendo que era mejor que (el feino de las orejas grandes),o sea yo, me quedará alli en compañia del perrito, que era muy simpatico. Cuando yo oi aquel plan que se me reservaba, no pude por menos de dar un bote y aferrarme a la mano de mi padre, haciendole entender que bajo ningún concepto iba a permitir que me dejara solo con aquel animal del demonio, mi padre después de forjecear unos instantes, me dió un capón que me hizo regresar a la realidad, ¡Vale me quedo con el chucho!, ¿Ves como hablando nos entendemos?.
La señora depositó aquel animal afeminado, (no he mencionado que era macho, se llamaba Hercules, tiene guasa la señora marquesa ¿eh?), puso a Hercules en una silla muy cercana a la mia, demasiado cercana para que mi paz espiritual no se viera alterada y saliendo para ver la porqueria de habitación que mi padre tendria que pintar me dejarón solito con aquella bestia infernal producto de una noche de pesadilla de algún criador de perros. El perrito me miraba con curiosidad y yo le miraba a el de reojo, nos estudiamos un rato como si fueramos Clint Eastwood y Lee Van Cleef en La Muerte tenia un precio, se nota lo de Home English¿eh?.

La desconfianza habia pasado..... hasta que..... yo sentí la inmediata necesidad de moverme y acomodarme de otra manera en aquella silla que debia ser Luis XVI, o Luis Hamilton,¡vamos algun Luis debia ser!. Juro que no hice ningun movimiento brusco ni nada que aquel gritón asqueroso pudiera interpretar como una amenaza. El caso es que se puso a ladrar como una lavadora vieja centrifugando y yo a mi vez habiendo descubierto la verdadera raiz de sus intenciones me puse a gritar y llamar a mi padre como si me estuvieran matando, Alli fue donde comprendí que habia una union más fuerte entre padre e hijo, cimentada no solo mediante capones y tirones del brazo, en ese momento entendí lo que mi padre me queria a pesar de lo cagón que le habia salido, cuando le ví entrar como una exhalación elevandome por los aires, poniendome a salvo de aquella bestia afeminada y gritona, y diciendo que si aquel animal me habia hecho algo juraba que lo mataria. En ese momento sentí una admiración que no olvide....Hasta el siguiente capón

lunes, 16 de junio de 2008

SPA, ¡pá qué!, pa ná.

Con este nombre acudí un día a un recinto llamado de esta curiosa manera, “Spa”. . . Spa, es pá. . .¿Pá qué?, pá ná.

Un Spa es un sitio que tiene diferentes formas de tratar al cuerpo humano, generalmente como si fuera un microondas enorme que no se decide a terminar de descongelarte, ahora sí, ahora no, en el que yo tuve la desdicha de acudir había una sauna, que como todo el mundo sabe, tanto calor no puede ser bueno, al menos si eres extremeño sabes del esfuerzo gratuito que supone pasar esas calorinas sin “nesecidad”, se sienta uno con la precaución de hacerlo sin gafas ni joyas pues estas tienden a calentarse más que Madonna viendo a Banderas y descubres con urgencia la conveniencia de quitártelas cuando ya es demasiado tarde y la joia cadena quema como el reloj del motero fantasma, en día de baños de sol. Hasta el día en que entré en una sauna yo no me había planteado la duda existencial que me asaltó ese día, ¿Puede un banco de madera quemarte el culo sin estar ardiendo?, la respuesta es Si, vamos el culo, la espalda y hasta el cogote si no tomas la precaución de poner una” toballa” entre el banco y tu delicada piel.

Hay un jacuzzi, que es una bañera enorme con unas burbujitas, no sé muy bien el origen de las burbujitas pues hasta entonces las susodichas salían de cierto sitio al que mi natural decoro me impide mencionar, que salen de vete tú a saber donde pero que no puede haber gente que suelte esa cantidad de gas, sin haberse comido un palet de judías el Litoral, lo cual es harto improbable pues harto ha de quedar alguien con una lata o lata y media(como mucho dos latas de kilo y medio). Las miradas de los que acuden al orinal enorme, van desde las huidizas, interesadas repentinamente en el misterioso funcionamiento de los fluorescentes a las escrutadoras, fijas en los demás intentando descubrir cual de los allí presentes no ha podido resistir la invitación persistente del murmullo del agua diciendo que contribuyas a la elevación del nivel y de la temperatura de aquella masa liquida.

Una vez los garbanzos en remojo salen del orinal, se nos pide que caminemos por un pasillito de piedras, esto no seria problema, pero me dicen que he de hacerlo descalzo y ahí es donde recuerdo lo duras que son las piedras, desde el lejano día en que una pitera en la cocorota dejo una huella indeleble sobre lo inconveniente de quitarle chucherías a un hermano mayor y mas fuerte, es curioso ver como intenta uno pisar sin pisar, de manera que pareces empeñado e levitar sin conseguirlo, pero algo bueno tiene, pues te hace pensar que si estuvieras más delgado sería más fácil caminar por aquel calvario y te reafirmas en la necesidad de esforzarte en perder peso, harto ya de las dietas “milagro” llevadas a rajatabla durante la semana, y mandadas al carajo cuando llega el sábado y con él las cervecitas y lo que acompaña a estas que creo recordar se llaman pinchitos o tapas, nombre muy adecuado pues no hay nadie que consiga tapar la boca para que no entren, …las tapas.

A continuación entré en el baño turco que es otro sitio parecido al infierno donde hay unas planchas Moulinex sacando vapor a destajo como doscientos Bob Marley´s fumándose el Jardín Botánico y en vez de madera tiene como bancos uno podios con azulejos en los que no te quemas pero que si después de tumbado quieres incorporarte suenan unos ruidos fácilmente identificables y corres el riesgo que te hagan ir de nuevo al Jacuzzi para que contribuyas con las burbujas, tan necesarias en este aparato del Dios del viento atronador e inoportuno.

A continuación descubrí una montañita de hielo picado e intenté averiguar donde darían el limón por que con tanta” suadera” me venia muy bien, pero no, descubro delante de mí a un tipo que en un alarde de temeridad coge el hielo y se lo pone en la nuca y se restriega el hielo por todo el cuerpo serrano y me mira inquisitorialmente como diciéndome que a que espero para darme “refregones” con el granizado de limón pero sin limón y yo en un ataque de expresividad manifiesto mis dudas sobre la conveniencia de hacer semejante barbaridad y en un susurro, apenas perceptible digo. ¡Yo paso!.

La siguiente estación de este trayecto son las duchas, hay duchas muy finas, gordas, calientes, frías, esto empieza a parecerse a una página de contactos…, en fin continua el sufrimiento, después de este martirio incomprensible, llegamos a una sala con unas tumbonas de azulejos que tienen un calorcito extremo y desde donde ves un firmamento lleno no de estrellas sino de pilotitos led que con su luz refulgente te llevan no al más allá, pero casi. . ., casi te duermes.

Conclusión, prefiero esta actividad al gimnasio, “ande”, va a parar esto tiene no sé si efectos mas inmediatos en el perímetro abdominal, pero desde luego salgo mas suave que un guante, siempre y cuando el guante sea suave.

viernes, 13 de junio de 2008

ENCERRONA

Sentada aquí delante de esta pantalla me siento feliz, desde hace mucho tiempo no me sentía de esta manera, mis hijos, mi marido, mi vida… todo ha ido tan rápido que de repente me encuentro ante el espejo a una desconocida, pasaron los tiempos de esplendor, de nerviosismo, pasaron y atrás quedaron, muy atrás (Vale, no tan atrás), pero ahora en la belleza serena, en el reposo maduro de mi vida una nueva inquietud me devuelve momentos felices, nervios de adolescente, inquietud apremiante por saber que dicen, como sienten otros, desconocidos pero cercanos, lejanos en la distancia, con vidas diferentes a la mía, con secretos ocultos y ocultos los míos.

Qué gran invento este que me pone en contacto con personas hasta ahora desconocidas, que sensación la de tener un sitio al que acudir a buscar palabras de ánimo y apoyo que me ayuden a ver de nuevo rayitos de sol en mis días nublados, bonita sensación la de contribuir a que alguien se sienta por momentos feliz, cuesta tan poco, cuesta tan poco que me distraigo, no pienso en otra cosa que en lo que me dijo mi amiga, será cierto. . . como se pueden ver las cosas de una manera tan diferente a como las veía antes, esto me hace sentir bien a menudo me sorprendo pensando si esto o aquello me servirá para mis conversaciones, analizo cada cosa que pasa por mis ojos con una visión diferente, filtrando las cosas importantes y agradables que pueda compartir con otros, doy tan poco y a cambio recibo tanto, que me siento feliz…

Que paz, que sosiego, aquí delante de esta pantalla, en la biblioteca; pues en mi casa los bichos cibernéticos se distraen y me atascan una y otra vez la maquinaria celestial que hace que comparta con los demás cosas de mi interior que apenas puedo describir. Aquí parecido a una inmensa catedral, con un silencio respetuoso, se me pasa el tiempo, disfruto de estos momentos de paz y sosiego y no reparo en nada ni nadie. . . Por cierto, se hizo de noche y no oigo a nadie, demonios no veo a nadie. ¡Oiga!, ¿hay alguien? ¡Ay que susto!, ¿Porque suena esa sirena?, Creo que he sido yo al intentar abrir la puerta, la gente por la acera se paran a mirar, ya entiendo, nadie reparó en que estaba con la maquinita y me han dejado dentro, ¡Qué vergüenza. . .!Todo el mundo mirando y hasta la policía ha venido, con las luces puestas y las sirenas zumbando, demonios que apuro, pero vaya por lo menos gracias a esto del foro tengo algo nuevo y diferente me voy a relajar y a disfrutar que no todos los días me pasan cosas tan emocionantes.

--No, no me dí cuenta, muchas gracias majetes, y perdonadme que es que tiene una tantas cosas en la cabeza. (Como se rie el ¡Bandido este de la gorra. . .!)---

martes, 10 de junio de 2008

PUENTE ABSURDO


Este puente que aqui se ve, no es el mas largo, ni es el más corto,ni es internacional, , el más corto siendo internacional está en el bonito pueblo de La Codosera. Este puente no lleva a ningun sitio, no une nada con nada, tiene una falta de clavos que le hacen inestable, por lo que la unica misión a la que hace gala es a procurarte una visita al dentista si tienes la desdichada idea de cruzarlo, pues seguro que en el intento mas de uno se parta la boca, pero lo traigo aqui para que vean como en el absurdo del mundo algunos ponen en peligro la integridad fisica en aras del supuesto deporte con lo malo que es correr por puentes inestables arriesgando los dientes, para ponerse en forma.

Absurdo.

domingo, 8 de junio de 2008

ALMENDRAS CON CHISPA

En esta sucesión de acontecimientos irrelevantes e inconexos voy a relatar un hecho que me ocurrió sin ir más lejos ayer, que cosa más curiosa que a partir del momento de escribir este texto, aunque pasen cien años, seguirán pensando que me refiero al ayer de las personas que me leen y no al ayer de mi misma persona, como se ponen algunas veces las cabezas, ¡cielos!.

Ayer, me dirigía a un centro comercial de esta gran ciudad donde vivo, para realizar la poco importante actividad consistente en recoger un pantalón de la que duerme a mi lado al que le habían reducido las perneras no solo sin hacerle descuento por el material incautado sino cobrándole encima tres euros cincuenta por ejercer de censura textil, o sea cortar con la tijera, pasé por un parque a las afueras, poco transitado y donde hay un circuito al aire libre con máquinas y aparatos para satisfacer las ansias de auto tortura de algunas mentes” enfermizas”(con lo dañino que es, el deporte) y se me ocurrió que llevando en el maletero un saco de almendrucos, cicateros y celosos de su contenido y además un martillo brillante y con el mango de acero, no era cuestión de irme sin liberar algunas almendras de su cautiverio y hacerlas pasar a mejor vida en un paraíso no muy lejano que estaba cerca de allí y que no era sino mi dulce y grácil figura en cuerpo mortal.

Busqué un lugar, libre de miradas indiscretas y después de vagar o vaguear que también vale, por la zona llegué a la base de un cartel publicitario enorme que tenía en pleno esplendor la cabellera rojo cobrizo de una espectacular pelirroja, (lógicamente), allí había un cuadro eléctrico, al que monté, cual si fuera jinete intrépido y atrevido de un leve saltito, pasados unos minutos y más o menos por la duodécima almendra liberada, me dio por pensar que curiosa montura tenia debajo de mí, y empecé a dar los martillazos en las almendras con mas dulzura y comedimiento, asaltándome la duda sobre lo conveniente de dar martillazos en un armario eléctrico que una mirada más atenta y escrutadora me hizo descubrir cables pelados por todos sitios, me bajé sigilosamente de mi cabalgadura no fuera que decidiese darme una coz en forma de descarga eléctrica y cuando hube recogido todos mis bártulos y mis almendra liberadas y cautivas e instalado entre dos piedras vigilantes y sin carga ni positiva ni negativa, y por supuesto sin alterna (ni de copas ni de nada), me dio por reír.

Y es que me imaginé cual debería ser el texto puesto en un atestado municipal, explicando que habían encontrado a un tipo (esbelto y agraciado), con un exceso de chispa subido en un armario eléctrico con un martillo de acero y rodeado de palomitas de almendra y almendrucos desafiantes y retadores guardando su contenido incólume y a salvo de devoradores de frutos secos naturales.

miércoles, 4 de junio de 2008

ABDOMINALES A LA SOMBRA DE UNA ESPALDERA


Harto de ver con dificultad la punta de mi pies, debido a la interposición de un cuerpo extraño a mí, que algunas voces maledicentes aseguran, es mi tripa; empecé a considerar la inverosímil posibilidad de ir a un gimnasio, esto ocurrió el día que comiendo pipas en un banco, se me cayó una pipa pelada y de una manera alarmante me di cuenta que esta no llegó al suelo, sino que quedó en tierra de nadie entre el suelo y mi boca, o sea en mi tripa,… pero por fuera.
Haciendo acopio de decisión me obligué a acudir a un gimnasio, haciéndole saber al monitor, (que es así como llaman al tabernero o camarero de los gimnasios), no sé porque hago esta aclaración si el concepto estaba claro, quizás paso demasiado tiempo en el restaurante. Haciéndole saber que mi intención al acudir a su establecimiento era reducir un poco mi volumen corporal y que bajo ningún concepto deseaba ponerme de esa manera tan exagerada que se ponen algunos,. . . luego mi tabla de ejercicios debería ser ligera, pues ligera deseaba yo que fuera mi estructura corporal.
El monitor, un tipo bajito, pero que daba la sensación de ser más ancho que alto, por el tamaño de su hombros, no pudo dejar de emitir un ruidito parecido a una carcajada, no, seamos sinceros se estaba partiendo de risa y poniéndome una mano en el hombro y mirándome a los ojos me dijo: --No, no te preocupes que eso no va a pasar - -. Tranquilo por haber dejado claras mis intenciones de no ponerme como un mostrenco, recibí sin pestañear las instrucciones básicas y las normas elementales de utilización del gimnasio, utilizar una toallita, dejar el aparato utilizado en mejores condiciones higiénicas que al empezar el ejercicio y en definitiva consultar al monitor cualquier duda sobre la realización del ejercicio para evitar en lo posible hacernos o hacer daño (que también podía ocurrir), se preguntarán ¿porque no pestañeaba mientras recibía las instrucciones?, es sencillo, delante de mi había un tipo haciendo apertura de pecho con la totalidad de la pila de pesas, eso no seria extraño encontrarlo en un gimnasio, pero aquel tipo, resulta que tenia pechos por lo tanto no era un tipo si no una escultural amazona con una cabellera rubia y unos glúteos a los que se debería pedir permiso para que se apartaran en el hipotético caso que aquel ángel decidiera expeler una angelical ventosidad, mientras aquella belleza maniobraba con el aparato me tragué toda la disertación y el monitor atento él, me dijo:--¿Alguna duda?—Y yo contestando que no, me volví por donde había venido hasta que me detuvo y me pregunto: ¿adónde vas?, que las bicicletas están por allí.
Me subí a la bicicleta, no sin dificultad pues el sillín debía estar a la altura de la espectacular sueca, que luego resultó no ser de Suecia, sino de Huete en la provincia de Cuenca, el caso es que estuve quince minutos con un meneíto característico pues como no llegaba bien a los pedales el vaivén del movimiento me dejo la zona intermuslar (Esta palabra no existe pero la utilizo para no decir que me estaba dañando ostensiblemente lo que ponen las hembras del pollo).
Después de veinte minutos de contoneo, me bajo de la bici, desorientado y con unas molestias evidentes en la entrepierna, según la tabla me correspondía hacer unas series de abdominales, por lo cual me puse en la mejor posición de partida que hay para ejercicio alguno que es la de estar tumbado, tumbado en una colchoneta muy fina para mi gusto. Puse los pies en las espalderas y no sin esfuerzo intente ver mi ombligo, haciendo un saludo similar al de los japoneses pero sin tanta gracia; a la tercera repetición, no sé porque extraña configuración del espacio interestelar, me vinieron unas tremendas ganas de hacer ruido lo cual no era extraño a las cuatro de la tarde en plena digestión y en una postura “muy poco” digna, pero yo educado en la más refinada compostura victoriana, conseguí , no sin esfuerzo contener dicha necesidad “oratoria” y mantuve un silencio sepulcral, roto en parte por la irrupción de otro necesitado de ejercicio físico, que llegó a la puerta gritando ¡Buenas Tardes! Como si estuviera vendiendo pescado, aquel tipo echó un rápido vistazo a los allí congregados y no sin mi asombro emprendió una carrera dando fuertes golpes en el parquet con los pies, (si los hubiera dado con la cabeza, posiblemente serian menos sorprendentes). Pues eso se dirigió a mí como si fuera una apisonadora, y yo comencé a ver que aquello tenía una gran intención hostil hacia mí persona, en forma de una zapatilla Nike del numero cuarenta y cinco, pues dando un grito tremendo saltó sobre mí y dejo la suela de la zapatilla a escasos centímetros de mi cara, yo en un acto reflejo lancé mi mano al sitio más cercano que no era otro que las tendencias naturales de este abominable ser, que perdió toda su apostura y elegancia y se dobló como un junco cuando se dobla por el acto malvado del machete, dejando su jeta a escasos centímetros de mi cara, como antes estuvo su zapatilla.
¡Os-Ostias, tío, perdona que te he confundido con otro! A la vez que me decía esta poco original frase, yo me dejé llevar y empecé a ser alegre y dicharachero pero por donde no debía y solté uno de los más logrados discursos que jamás gimnasta alguno hizo sobre las virtudes de hacer abdominales sin gases inoportunos a la sombra de una espaldera.
Hubo un intercambio de disculpas, y recuperada ya una postura erguida, ambos empezamos a reír como dos locos, pues aquello era para reír sin parar y sin duda alguna era de locos, cimentando de esta manera una incipiente amistad que aun hoy perdura como el tamaño de nuestros abdominales que siguen siendo igual bajo una capa de grasita ocultadora pero que no puede esconder que allí hay abdominales, ¡vaya si los hay!

domingo, 1 de junio de 2008

PARAGUAS AZUL


-¡Como me duele la espalda!, ¡Jo mama! como me duele, ¡mama mama la espalda me duele!-
-¡Cállate ya bobo !, no te pongas pesado que detrás de esa señora nos toca entrar a nosotros en la consulta y el médico te mandará algo para que te cures.

No me hacen caso, nadie me hace caso, claro a ellos no les duele la espalda. Que paraguas más bonito, parece una escopeta, ¡pum, pum!

- ¡Huy!, que vas a dar a alguien, verás cómo se lo diga a tu padre.

Vaya aburrimiento y a mí me sigue doliendo, el paraguas es azul, de plástico azul, muy bonito. . ., el color azul me gusta. . ., con el mango en forma de gancho, para enganchar mi pantalón. . ., para enganchar el zapato de mi madre. . .

-¡Que guantazo te estás ganando, bobo más que bobo!, mira ya nos toca a nosotros, la señora ya entró.




El mango del paraguas es duro, como un gancho duro, me cabe en la boca, el final del gancho dentro de mi boca, aparto la lengua, puedo meter casi todo el mango en la boca, me hace daño, vaya no sale, ¡eh! que no sale, ¡ay mis dientes! me hace daño en los dientes, ¡mama, mama el paraguas!.

-Te vas a estar quieto, o....¿qué haces con el mango del paraguas en la boca?, me vas a matar,¿ a que ahora no te sale?, ¿pero cómo se te ocurren estas tonterías. . .?

Que no puedo, que no sale, lo juro me portare bien pero sacarme el mango del paraguas de la boca. ¡Ostras! sale el médico ha debido oír las voces, tengo ganas de llorar, pero un hombre no llora aunque tenga diez años, pero que no hay manera quien me mandaría a mi meterme la mierda del paraguas este en la boca, encima es azul a mi es un color que me parece horrible, no tire, no tire, ¡vaya! por algo es médico, me ha sacado el paraguas.

- Vamos, mendrugo entra que te vea el médico la espalda -
- Que no que se me ha "curao", mira mama ya no me duele- mientras limpio gotas de sudor que caen sobre mi frente, y doy saltos alrededor de ella, moviendo la boca y tragando saliva. ¡. . .Un bobo...!