domingo, 25 de enero de 2009

¡ UNA MIRINDA!


A Luís “Bikini” le gustaba mucho el vino. Esto siendo un problema digamos que “algo” serio, pasaba a ser un problema “muy” serio; cuando además de gustar el vino, no se tiene dinero para comprarlo.


A Luís le llamaban el “bikini”, no porque luciera una excelente figura enfundado en un traje de baño, pues por aquel entonces no se conocían recortes de ropa tan formidables, sino por estar obsesionado por las pruebas nucleares que se llevaban a efecto en el momento en que Julio “el badila” le puso este mote. Allá, en el lejano atolón de las islas Bikini, no sabrán nunca que alguien al que le gustó tanto el vino, llevó su bonito y a veces exuberante nombre.


Era tal su obsesión con las pruebas nucleares que empezó a caer en gracia preguntarle por su parecer sobre la conveniencia de hacer semejantes pruebas. Él siempre acababa de manera rotunda y clara sobre lo que aquel asunto traería. Siempre había algún “generoso” que le invitaba a un vino y a continuación le decía:


--¿Que, qué va a pasar Luís con los de las Bikini?—Mientras se hacían señas y prestaban atención a su reacción, que casi siempre era la misma…


--¿Que, qué va a pasar…? pues que el mundo va pegar un zurrio que veremos a ver si no empieza a partirse por el pueblo… por la huerta de “Tío picantoso”.-- que estaba en un terraplén, y tenia tomateras volanderas que pendían a una altura de cuatro metros.


El día que “Tío picantoso” le oyó decir esto, dio un golpe en la mesa con la mano abierta, y después de haber dado un susto de muerte a toda la concurrencia dijo gritando:


--¡A ver si el zurrio te lo voy a tener que dar yo, so…jodio…Pos figúrate tú que yo creo que la primera zanja va salir de tu casa, y “pá” mas señas del “pozo hondo”, “Pos” no te “joe” que me quiere hundir más “entoavia” las guindillas…




Luís “Bikini” estaba casado y tenia tres hijos y a todos les empezaron a llamar por tan exótico nombre, y a su mujer lógicamente le pusieron “la Bikina” pero el cantante Luís Miguel nunca le dedicó ninguna canción… En el apartado lugar donde los “Bikini” intentaban subsistir había un pozo. El “pozo hondo”, era profundo y se decía que comunicaba con el otro lado del mundo, por eso, quizás, la obsesión de Luís “Bikini” que pudiera ser que la salida estaba cerca de las Islas Bikini. Pero no había noticias que avalaran ese extremo.


Luís “Bikini” había sido siempre un buen hombre, trabajador y cumplidor de sus obligaciones y compromisos, pero su afición al vino le empezó a “avinagrar” el carácter y rara era la noche que no se oían voces en el pueblo que venían de “pozo hondo” anunciando las alegrías de Luís “Bikini” o las penas, pues no pocas veces aparecía su hijo mayor -que no tendrían mas de doce años—a que le fiaran un cuartillo de vino.


Un noche las voces fueron más nítidas y claras que de costumbre, no porque hiciera mejor tiempo sino porque la desesperación era mucha. “La bikina” había decidido que era mejor gastar el dinero en comida para los hijos que en vino para el padre y él no compartía este criterio.


Poco a poco el altercado fue remitiendo y nadie volvió a recordar aquello, hasta pasados dos días, en que los periódicos trajeron por fin la noticia de que las pruebas en el atolón de las Bikini habían dado comienzo, entonces fue cuando tío picantoso dijo: --- Y el joio del Bikini, ande estará…-- Y como quiera que su huerta estaba camino de “Pozo hondo” se acercó y viendo a su hijo mayor le preguntó:


--¿Ande, anda tu padre, hermoso…?.-- Mientras se bajaba del burro calmadamente.


--Pos no sabemos, que el otro día no le quiso dar mi madre “pa” vino y no sabemos donde está…, le he “buscao” en toda la finca, he ido al pueblo de al “lao” y tampoco, yo ya no sé ande buscarle “Tio picantoso”


--Pos tié güevos la cosa… en el pueblo no se la visto…---Interrumpió su frase al oír un leve murmullo proveniente del brocal del pozo que estaba a unos cincuenta metros.


Salieron corriendo el hijo de Luís “Bikini” y Tío picantoso y allí asomados en la oscuridad que reinaba en el pozo oyeron lamentos y quejas que venían de donde el sol no llegaba nunca.


--¡Luís, Luís…estas ahí….?---Gritó el hombre mientras se cubría los ojos por ver si así escudriñaba mejor el fondo. –Vete a por una cuerda y “aluego” te acercas al pueblo a por el culebra que es muy “chiquinino” y seguro que se “abaja” mejor a por él-- Y mientras el hijo se iba a toda velocidad a buscar ayuda, el Tío picantoso se puso las manos en la boca y dirigiendo su voz al pozo, gritó:


---Pero Luís, ¿como es que estás ahí?, ¿acaso querías matarte?, ¡Demonio!--- Primero con voz débil, pero luego con voz fuerte y clara, Luís “Bikini” contestó:


--- ¡Claro que sí, eso es lo que quería…, matarme!
--- ¿y porque…si pué saberse?
-- Porque no tenía vino...---
-- ¿Y ende cuanto hace que estás ahí…?---
-- Dos días llevo agarrao a una rama y no sé si “sortarme pá acabal” de una vez…
-- Pos no te “suertes”, que tenias que ver como corre el hombre que tienes en casa a buscar ayuda pa socorrerte… que lleva dos días removiendo Roma con Santiago “pa encontrate”. Porque es un hombre, aunque solo tenga doce años, es más hombre que tú, que te dejas dominar por el vino.


Luís “Bikini” subió con mucho trabajo sin la ayuda del “culebra” y cuando estaba apoyado en el brocal del pozo con un brazo raspao y la pierna en carne viva, con toda el rostro magullado y el alma herida en lo más profundo, miró a los ojos de “tío Picantoso” y con ojos húmedos empezó a hablar:


-- Mira, “Picantoso” aquí, entre nosotros dos… te juro que no vuelvo a probar el vino y que lo primero es lo primero que no ha de faltarles ná a los míos… como yo pueda… y he de poder, vaya si voy a poder…
Tío picantoso miró a los ojos de aquel hombre y se humedecieron los suyos y ayudándole a subir al burro supo que aquel cumpliría su promesa.


Cuando Luis “Bikini” volvía a su tierra desde la lejana Suiza, no podía reprimir la gran satisfacción que sentía al ver a los muchachos estudiando y al mayor bien “colocao” como decía “la bikina”. Y sentado en la mesa de siempre sonreía cuando Luís “bikini” pedía en el bar.…


--¡Una Mirinda!---

4 comentarios:

  1. De nuevo nos sorprendes con este nuevo relato y este magnífico cambio en tu blog por el cual te felicito, aunque yo habria puesto en vez de la foto del corderito una de un perolo de cordero yá asado, que dá menos pena.
    Voliendo al relato, hay que jodese, !tener que tirarse uno a un pozo para darse cuenta de que se está tirando la vida por la borda!...pero salió, me alegro por ello y su familia, una lección de optimismo.

    El manchego.

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  2. Pues como siempre tiene usted razón señor Manchego, veré de hacerle caso que al igual que Tio Picantoso siempre dá usted consejos juiciosos y de buen tino.

    Puede ser que algunas veces la desesperación sea tanta que a no ser por algun acontecimiento extremo no se vea la salida...ultimamente empiezo con animos de hacer reir pero se me tuercen...porque en realidad a Luis Bikini le tuvieron que ofrecer vino para que saliera del pozo, eso si...se fue a Suiza y volvio rehabilitado, y siempre pedia ¡Una mirinda!.

    ¿No dices ná del bicho verde...?

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  3. Visito tu Blog después de unos días de vacaciones en el pueblo y me encuentro con otro de tus magníficos relatos, la historia de Luis Bikini. Estas cosas en los pueblos pasaba mucho, había más de uno que no tenían para dar de comer a sus prolíferas proles y el poco dinero que entraba en casa se lo gastaban en vino, poco importaba que en su casa reinara el hambre, menos mal que en este relato, el final fue feliz.

    Saludos, Valmor

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  4. Hola señor Perolo¡.estaba dudosa si sería esta tu casa,pero cuando me he puesto a leer he salido de dudas , eres inconfundible e inigualable escribiendo.
    En cuanto a tu relato:
    Es una pena que algunas personas sólo vean la felicidad en el alcohol y no se den cuenta de lo que tienen a su alrededor, y que son capaces de anteponer sus vicios a la felicidad de su hogar.
    Destacar también la cordura de una mujer que supo imponerse a un incontrolable marido que no veia más allá de sus propias narices y con ello le hizo reaccionar.

    Un saludo.

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