sábado, 20 de junio de 2009

POR UN VESPINO DE DIFERENCIA....

(Foto de guijarro85)


Era mi padre por aquel entonces, un hombre de orden…, no porque su vida estuviera regida por estrictas normas de conducta, si no porque gustaba de tener cada cosa en su sitio, ahora que lo pienso, esto sigue siendo igual…, no hay nada más que cambiarle el mando de la tele para ver que le gusta el orden y el mando…, el mando le gusta en su mano…, pero esto no es lo importante…

Estaba yo en un periodo digamos que: De difícil estabilidad emocional, que viene a ser lo mismo que estar en la “edad del pavo” y debió ser por esto que acostumbraba a traspasar muy a menudo la línea que separa lo “correcto” de lo realmente “temerario”.

En aquel tiempo habían ocurrido varios acontecimientos que si bien no tenían entidad propia como para ocupar ni un segundo en los telediarios…a nosotros que éramos directamente afectados nos traían a maltraer… ya, puede que a ustedes no les parezcan tan relevantes…, pero en el periodo de un mes y medio nos habían robado dos veces el casette del Renault siete de mi padre y eso a mi padre no le venia bien, ya he dicho que era hombre de orden y le gustaba tener cada cosa en su sitio y ríanse ustedes pero el sitio natural del radiocasete de “tu” coche es tu coche y no el del maleante que te lo roba…

¿A que viene esto…? Pues simplemente pretendía ponerles en antecedentes sobre que la leche andaba un poco joia con eso de no respetar la propiedad ajena…, sobre todo en el Renault siete….
Mi padre tenía un concepto particular sobre la forma de acabar con las tendencias musicales que hacían a más de uno reventar el cristal de coche ajeno y no estaba de humor…Por eso aquella calurosa noche de verano estaba sentado en el “fresco”, que ni era fresco ni era ná y se cargaba un bisonte tras otro…, sin disparar una flecha, pero usando con destreza el mechero, y de vez en cuando echaba un tragino del botellín de Mahou que me había pedido amablemente que le trajera de la nevera, haciendo tintinear dos botellines vacíos… Allí andaba él con su orden dispuesto de manera que no le incomodaba nada… Sentado en una silla negra de mimbre, recuerdo de la herencia de la abuela…entre geranios y demás jaramagos (para mí todo lo que no son geranios, son jaramagos). Con el taburete de la cocina a modo de mesita con un cenicero que ponía: Papá no corras, que le había hecho mi hermano menor y como le gustaba aquella frase se la puso al cenicero en lugar de: Papá no fumes…, tanto, que habría sido más adecuado. El caso es que en aquel rinconcito de la terraza a tres pisos de la calle se le iban las horas a mi padre pensando y pensando…, por debajo de la terraza quedaba una farola hermosa y radiante que caía justo debajo de nosotros y que daba una luz cegadora y endiabladamente blanca, por lo que mirando desde abajo no se veía absolutamente nada.

Se interrumpió la serie de moda que debia ser “Tres en casa” o algo así y desperezandome salí a la terraza en el pequeño hueco que dejaba el paraíso particular de mi padre que en ausencia de un “patio” disponia de aquel pequeño territorio desde don se podía ver las estrellas en el hipotetico caso de que se pudieran ver…Justo salí para ver como dos tipos manipulaban la cadena y el candado de un vespino aparcado en la acera de enfrente (Sin connotaciones de indole sexual). Una y otra vez daba vuelta a la cadena y vuelta a empezar…me empezó a extrañar aquella rara afición y comenté a mi padre:
--Papa, mira esos dos tó el rato trasteando con el vespino—Haciendo un gesto a lo Clint Eastwoodt, mezcla de dureza y conocimiento…
--Me c…, (Aquí siguieron una larga serie de retailas que mi natural recato impide que reproduzca pero que haganse a la idea de que eran muy…, muy duras.) …que os han dao--- Y cogiendo el botellín de Mahou lo lanzó sin conocimiento hasta el otro lado, curiosamente sin derramar una sola gota en el trayecto hasta que se estampo contra la casa baja abandonada que estaba al otro lado…dejando unas bonitas salpicaduras en la fachada que lejos de deslucir la pared la hacían aun más “señorial” si cabe… A continuación iniciamos un pequeño silencio valorativo que mi padre inició diciendo:
--Calla, calla, a ver que dicen…-- golpeandose los labios con el dedo indice..Y que creeran que decían:
--Saca, saca pronto la llave del candado que nos tiran más botellines..—Miraban para arriba intentando adivinar de donde caería el siguiente, pero como la farola nos protegía no veían nada. Y lo que son las cosas de la vida que ante una presión semejante como es una lluvia de botellines el tío encontró la llave del candado y en un momento estaban los dos sentados en el vespino… y no hicieron un caballito porque estaban los dos “pasaditos” de peso. Pero desaparecieron de la calle en un momento… Quedando como mudo testigo el resto de botellín esparcido en varios metros.

Mi padre me miro con cara como de: “Hay que joerse lo que me acabas de obligar a hacer” --- Y yo puse cara de circunstancias y solo pude decir: --Ya se han acabado los anuncios--- Mientras me metía a toda prisa de nuevo en el salón sentándome encima del skay del tresillo marrón que era lo mejor para una noche de calor.



(Foto de romanoski)

2 comentarios:

  1. Tuvo que pensar tu hermano que poner en un cenicero "papa no fumes tanto" no venía a cuento, como "papa no corras" en el coche, pues el cenicero es para fumar y el coche para correr.
    Lo malo o bueno del skay es que cuando estabas en pantalón corto en verano y te levantabas del sofá, te daba la sensación de que eras una pegatina.
    Estoy seguro de que estabas rezando porque no fallase el tiro, menos mal que tu padre no tuvo buen tino, que si no...veo a los presuntos cacos en urgencias y a tu padre en el cuartelillo, que es el sitio donde debían de estar los del cassette.

    Elmanchego

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  2. Olé por el padre,que supo antaponer el orden y la disciplina a su rubia particular (La Mahou).
    Y yo me pregunto:¿ había más cerveza en casa?.

    Un abrazo.

    Cerroja.

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