miércoles, 18 de junio de 2008

CAPONES, COMO INSTRUMENTO EN LA EDUCACIÓN

Bueno aqui me dispongo a relatar otra de las entregas por capitulos que me gustaria sirviera para distraerles en el descanso del guerrero, que hay que ver que "guerreros" que son algunos, y que "descansaos" que estan otros.

Bueno terminado ya el capitulo de dedicatorias, (Breve porque nadie se merece que le dedique algo como lo que me dispongo a relatar). Comenzaré por situar la edad en la me pasó tan singular acontecimiento que merece ser reflejado en este texto. Tendria yo dos o tres años, ¡vale! todo me pasaba a esta edad, ¡no! digamos que tendría, siete quizás ocho, vaya ya lo sé que mierda de memoria, pero es que a mí el pc me lo vendieron asi y no creo poder ampliarlo ya es demasiado viejo y no creo que haya recambios.

A la bonita edad de siete años, mi padre, hombre recto y severo donde los haya, me pidió amablemente que le acompañara a realizar una visita profesional propia de su profesión(logicamente), profesión que no viene a cuento mencionar por no dar detalles escabrosos, yo a mi padre no le podia negar nada, sobre todo pidiendomelo como siempre lo hacia que era tirando de mi, a pesar mis intentos de seguir viendo un globo, dos globos, tres globos o cualquier otro de aquellos bonitos programas en blanco y negro. El caso es que me convenció, dandome un ligero capón, que menos mal fue ligero... por que a punto estuvo de arrebatarme masa encefalica.

Habiamos llegado a la bonita casa en la que mi padre debia realizar su trabajo de pintor (¡Vaya se me escapó! ).Llamamos al timbre, (llamó él porque yo apenas llegaba), y nos abrió la puerta una doncella vestida de doncella que no sé si estaria "entera", pues yo desconocia por entonces los pormenores de la vida y por supuesto no es un detalle relevante para el relato. Esta "entera", perdón doncella, nos hizó pasar a un salón decorado, no sabria precisar de que estilo, baste decir que era un salón y que estaba decorado, nos dijo que esperaramos alli sentados que la señora marquesa nos atenderia enseguida, después de un rato, ni corto ni largo, un rato....¿es que no saben lo que es un rato? . Después de un rato, vino la "entera", perdón doncellla acompañada de una señora arrugada, bueno, pero arrugada como si la hubieran metido en una secadora de las baratas, que ni secan ni quitan arrugas, con un ligero parecido a la Excelentisima señor-a vicepresidenta del gobierno Doña Teresa de la Pega.

Esta señora traia un perro muy pequeño de estos que las personas que dicen que quieren a los animales, ponen un kirikiki, no me hagan que ponga más veces kirikiki, que es peor que poner Home English, el caso es que alguien que le hace eso a un animal no puede hacer creer que quiere a los animales.

Aquella señora después de saludarnos y de ponderar lo guapito y buen mozo que era, pidió a mi padre que le acompañara para que viera el objeto de su visita, diciendo que era mejor que (el feino de las orejas grandes),o sea yo, me quedará alli en compañia del perrito, que era muy simpatico. Cuando yo oi aquel plan que se me reservaba, no pude por menos de dar un bote y aferrarme a la mano de mi padre, haciendole entender que bajo ningún concepto iba a permitir que me dejara solo con aquel animal del demonio, mi padre después de forjecear unos instantes, me dió un capón que me hizo regresar a la realidad, ¡Vale me quedo con el chucho!, ¿Ves como hablando nos entendemos?.
La señora depositó aquel animal afeminado, (no he mencionado que era macho, se llamaba Hercules, tiene guasa la señora marquesa ¿eh?), puso a Hercules en una silla muy cercana a la mia, demasiado cercana para que mi paz espiritual no se viera alterada y saliendo para ver la porqueria de habitación que mi padre tendria que pintar me dejarón solito con aquella bestia infernal producto de una noche de pesadilla de algún criador de perros. El perrito me miraba con curiosidad y yo le miraba a el de reojo, nos estudiamos un rato como si fueramos Clint Eastwood y Lee Van Cleef en La Muerte tenia un precio, se nota lo de Home English¿eh?.

La desconfianza habia pasado..... hasta que..... yo sentí la inmediata necesidad de moverme y acomodarme de otra manera en aquella silla que debia ser Luis XVI, o Luis Hamilton,¡vamos algun Luis debia ser!. Juro que no hice ningun movimiento brusco ni nada que aquel gritón asqueroso pudiera interpretar como una amenaza. El caso es que se puso a ladrar como una lavadora vieja centrifugando y yo a mi vez habiendo descubierto la verdadera raiz de sus intenciones me puse a gritar y llamar a mi padre como si me estuvieran matando, Alli fue donde comprendí que habia una union más fuerte entre padre e hijo, cimentada no solo mediante capones y tirones del brazo, en ese momento entendí lo que mi padre me queria a pesar de lo cagón que le habia salido, cuando le ví entrar como una exhalación elevandome por los aires, poniendome a salvo de aquella bestia afeminada y gritona, y diciendo que si aquel animal me habia hecho algo juraba que lo mataria. En ese momento sentí una admiración que no olvide....Hasta el siguiente capón

2 comentarios:

  1. Oye Perolo, que no es por criticar eh, ¡que conste en acta!, pero un poco torpe sí que eras majete. ¡Muy torpe diría yo!, vamos, ¡torpísimo!
    Dicen que madres no hay más que una: ¡falso! ¡mentira! ¡incierto!, no sé como decir que no es verdad, porque lo que a mi me parece es que son los padres los que no hay más que uno, porque tos son igualicos que el defunto de mi agüelico.

    Amigo Perolo, yo tuve un traje de ese mismo color, es decir, el traje era mi padre, el color su mano, y la tabla de planchar, mi cogote, que ni te cuento cómo se calentaba. Pero oye, pa algo sirve la telihencia ¿no?
    A la tercera planchada que es lo mismo que decir al tercer capón, ya me di cuenta de que aquella tabla, uséase, mi cagoentó yo, quiero decir mi cogotillo, no estaba dispuesto a seguir soportando los colores, (quise decir calores), de aquella plancha que quemaba como mil demonios, atizando…. el fuego de las calderas, ¡y no te cuento cómo atizaba! Tanto es así que al cuarto capón que me dispensó mi papa, su plancha se topó con una superficie dura y se llevó un morrocotonudo planchazo. Jeje ¡Cazador cazado!

    Pues sí, un casco protector de cogotes que me costó dos semanas fabricarlo con los troncos de una barbacoa en la que mi padre asaba el cordero pa él solo, porque la cordera, (así llamaba mi padre a mi madre), a lo más que podía aspirar era a olerlo y a distancia porque la plancha siempre estaba enchufá y mi papa que de corderos sabía un rato, en lo concerniente a cogotes no distinguía uno de otra.
    Y ¡¡zasss! no recuerdo el porqué, hace ya tanto tiempo, el caso es que la mano planchadora de mi padre topó con uno de los troncos y se fracturó 7 nudillos.... ¡Uhmmmm!, ¿siete?, me parece que me he pasao, bueno, a lo mejor solo fueron 6, de todas maneras como aún no iba a la escuela, no sabía contar, el caso es que le ensayaron la mano, ¿se dice así? o mejor ¿enyesaron? la mano y como quiera que yo no me quitaba el tronco, digo el casco, ni pa echar la siesta, pues el tronco de mi padre, jejeje, le cogió miedo al mío, al de mi cabeza, a mi casco, y vale, de acuerdo, mi cogotillo ya fue siempre como la seda, o sea, siempre arrugao, pero más fresco que una lechuga.

    ¡Ay Perolo! Jomío no sé cuando vas a aprender que la cabeza no solo sirve pa llevar gorra.
    ¿Tú te crees que es normal que a tu edad aquella, ¡ná menos que 17 años ya!, (porque nos has engañao eh), te quedaras allí con el chucho, en vez de perseguir a la doncella por toa la casa, mientras la señora perseguía a tu padre? ¡Pero hombre de dios! ¿de donde has salío tú, chacho? Y encima le arruinaste el negocio a tu papa, a la señora jjeje, y tú perdiste una…. doncella. ¡Anda que ya te vale! Yo de tu padre te quito el casco y te hago picadillo. Te paeces a un primo mío que tiene ya 69 años ¡uy qué número ma salío!, y entoavía no ha puesto la carne en el asador.

    Anda chacho, pásate por: http://www.perolo-perolo.blogspot.com/

    Y te vas a enterar lo que és un tío con dos… perolos.

    Firma un anónimo llamado Pedro.

    ResponderEliminar
  2. Hola Perolin,Adrianín o pirulin de la habana.Por causolidad, he encontrado tu guaridá.
    Eres una de las personas más ingeniosas, que he podido conocer en la vida.
    Cuidate mucho y no mal gastes tu polvora, según en que eventos.

    chau, chau, chau, y muchas veces chau.

    ResponderEliminar