sábado, 28 de junio de 2008

ELEVADAS ALTURAS

La tarde de aquella, bonita mañana de abril......., ¿Algo vá mal?. Empecemos de nuevo… Aquella bonita tarde del mes Junio, había hecho calor, eran las ocho de la tarde y pese a que el sol empezaba a remitir en su desaforada furia, aun hacia un calor del carajo, los cinco adolescentes barbilampiños que refugiados a la sombra de aquella construcción en obras, abandonada no se sabe porque crisis inmobiliaria, estábamos refrescándonos con una extraña mezcla de vino y Coca-cola que por aquel entonces se puso de moda, llamada Calimocho, que consistía en estropear la coca-cola pues el vino ya venía hecho una pena en el tetrabrik, a mí siempre me pareció que aquella mezcla era peor que la gasolina, pero la insistencia de Joaquín, acompañada de un par de Donuts y la duda sobre mi capacidad de ser un machote bebeor, hacían que bebiera de una manera sosegada, pero que rebañara los culitos de las Coca-Colas en un intento de compensar la merma de consumo y la igualdad de aportaciones para la adquisición de dichos elementos mezcladores, vamos resumiendo que bebía poco pero como pagaba igual, me bebía hasta la lengüeta de la lata, pesetero…

Allí, a la sombra de aquel esqueleto se nos pasaba el tiempo, hablando de cosas interesantes como, ¿Que podían ver las jovencitas de nuestra edad en los Pecos? o ¿Que podía tener de interesante el programa “trescientos millones”?, dudas estas y otras de similar calado que nos hacían más llevadero el triste trascurrir de un verano apenas comenzado y al que las tres asignaturas suspensas de media, apenas ensombrecían las expectativas, pese a que la media fuera desigual pues “El Joaquín”, había suspendido todas y “el Pelusa” había sacado nota media de once, puntuando sobre diez, convirtiéndole en un bicho raro, …”el Pelusa” pues Joaquín era raro sacara las notas que sacara.

La tarde transcurría por los cauces normales, haciendo guarrerias con la bolsa para mezclar el vino con la coca cola y encima bebiendo a morro, con lo escrupuloso y poco hábil que yo he sido siempre para estos conocimientos mundanos, cuando un avispado contertulio manifestó que en las obras en construcción se podían encontrar revistas que los obreros en sus descansos utilizaban para llevar un poco de Cultura visual a sus vidas, vale eran revistas de destape, Cultura visual pero cultura al fin y al cabo, y nosotros que teníamos las hormonas alborotas por la edad y las neuronas confundidas por el calimocho, decidimos adentrarnos en la obra en busca del tesoro “literario”(Por ser propio de visionar en “literas” no por su pertenencia a la “literatura”).

Fuimos uno por uno subiendo los cuatro pisos de aquella construcción y allí no había nada que leer salvo los paquetes vacios de cigarrillos, Bisontes, por cierto, que la construcción no daba para otros dispendios. Llegados por ultimo al cuarto piso, envalentonado no se si por el vino o por las hormonas, me fui acercando al borde, cerrando los ojos, sentí como el calor se mitigaba por una leve brisa que corría y uní mi alma y mi cuerpo en una comunión firme y absoluta entre el viento susurrante y el vértigo del Dios de las alturas, absorto en las sensaciones que embargaban mi alma y mi cuerpo pude vislumbrar entre un ojo medio cerrado dos figuras que paradas a lo lejos miraban en la dirección en la que me encontraba con un atisbo de creciente curiosidad. Di un pasito lento hacia atrás y luego otro y otro, estos ya no tan lentos, incluso diría que fueron a velocidad de vértigo el mismo que sentía en otra de sus acepciones minutos antes, baje y conmigo los demás jinetes de la Apocalipsis, preguntando --¿qué te pasa?, ¿qué te pasa?—Busque a Joaquín entre aquellos rostros llenos de acné y cual si fuera una misión de vida o muerte le dije: -Mira, di que estábamos jugando al escondite, vale.-- . ¡Vale, pero la que te vas a llevar, es chica!—me contesto, tranquilizándome el muy . . .

Salió Joaquín de la obra como si se encontrara casualmente con mi padre y mi madre que iban de paseo, gritando ¡Eh Damián, sal que te hemos visto!, Salí yo como si tal cosa y mi padre requirió mi atención con esa autoridad que le daba la ligereza de su mano derecha

-- ¡Eh!, ¿Qué hacías en “to” lo alto?-- como si no supiera que estábamos haciendo el cafre.

—“Ná”, jugando al escondite. —Contesté poniendo carita de niño bueno, mientras me venía el sabor del Calimocho, haciendo que me fuera por las patas abajo

-- ¿Al escondite?, y como que te “escondes ande” te ven desde Ciudad Real, ¡Mameluco!—Haciendo amago de lanzar su mano derecha en busca de un pescozón corrector de conductas erróneas, pero que a Dios gracias no llegó a lanzar pues mi madre previsora ella, se había colgado de su brazo en un gesto amoroso no hacia él, sino hacia mí pues es seguro como que el cordero es manjar de dioses, que si no, habría sentido una quemazón intensa y localizada en el pescuezo, fruto de la necesidad de corregir conductas equivocadas.

Dominado el primer instinto correctivo, asomo una leve mueca en sus labios, que sujetaban un cigarrillo, y acercándose a mi me dijo:

--No vuelvas a esconderte tan alto, que se te ve. —Y alejándose ambos camino adelante, pude oír a mi madre intentar convencerle de que ya no era tan niño…

3 comentarios:

  1. Jejejeje, ¿Con que al escondite eh? ¡vaya vaya!
    ¡Irresponsable! ¡Insensato!
    Tú te imaginas lo que hubiera podido pasar si absorto en en esa lectura litetaria, perdón, literaria se te llenan los ojos de tetas, perdón, digo de letras y das un paso en falso?

    Yo al menos leía en tierra firme, (¿en tierra? bueno dejésmolo ahí), por si acaso la lectura visual hacía estragos y me entraban vértigos.

    Al menos haberle dicho a tu padre que fuiste a por unos ladrillos para hacerle una casita al perrito de tu amigo, pero decirle que estabas jugando al escondite, cuando te veían desde Madagascar.... jejejeje.

    Y da gracias a Dios que tu padre iba con tu madre porque si te lo encuentras a él solo, no te libra ni la Macarena.

    Y es que los padres son así, pa lo que no les interesa tienen mala memoria y no se acuerdan de cuando eran jóvenes y jugaban con las canicas (llamésmole así), y al beisbol (bueno, mini-beisbol). Suerte de las madres que si no.....
    ¡Por entonces no era el cordero lo que más te gustaba eh bribón!
    No, no hace falta que te justifiques, te entiendo.
    Y es que ¡chacho!, la primera vez que uno ve una cordera sin lana, la boca se te hace agua y la "moral" sube muchos enteros,

    Un abrazo campeón.

    Pedro

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  2. ¡Que bandido estas jecho! A mi también me gusta la LI-TETA-DURA.

    ¿Que te pensabas?.Si no hubiera ido mi madre, me arranca media cabeza y la mitad del consumo del calimocho, por entonces no me gustaba tanto el cordero como las corderas y lo que es peor las preferia sin pelar, bueno, a ver si pones algo que se tan fundio los plomos, busca un "avioncino" o algo que poner que si no dás alpiste a los pajaros estos se van a otros "nios".

    Que tengas un buen dia. "Pedrico"

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  3. Un placer leerte...(un poco)... y gracias por tus palabras de ánimo.. espero leerte un poco más. Hasta otra.

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