miércoles, 7 de mayo de 2008

LAGRIMAS COMO PERAS DE AGUA


Hace frio esta noche de Marzo, sopla el viento, que suerte que conseguí aparcar cerca de casa, poca gente por la calle, he de dar un último repaso a las tareas de mañana, he de visitar a este hombre que hace mucho no tiene pedidos. . .

Alguien se sienta en el banco de enfrente, está oscuro, habla por teléfono, no oigo lo que dice, bajo un poco la ventanilla, yo siempre fui un poco cotilla, habla con rabia como si escupiera las palabras, me resulta familiar, muy familiar.

-Te he visto, no lo niegues, la cogiste la cara y la besaste, no te quiero ver más, te he visto, te he visto.- y el tono rabioso poco a poco se convierte en llanto mientras continua diciendo cada vez en voz más baja - Te he visto, te he visto. . . -.

Que ganas me dan de ayudar, de decirle que el tiempo lo cura, que ella vale más, que mire en otras ventanas, de consolarla, pero me callo cierro la agenda, ya preparare las cosas en otro momento, es jovencita muy jovencita, tiene dieciséis años, lo sé, es muy guapa, soñadora y no está preparada para estas cosas, ¿acaso alguien lo está? Pero me callo, salgo del coche, me acerco, me mira con lagrimas en los ojos, y vuelve a balbucear – Le he visto, le he visto. –

-¿Por qué lloras?- le pregunto bajito.

-Yo no lloro-Responde rápidamente limpiándose las mejillas

-¿Y esas dos lagrimas como peras de agua que tienes en los ojos?- le digo sentándome a su lado en el banco frio.

- Es que le he visto, papa, y duele, duele mucho.-

-Lo sé, hija, lo sé – le digo dándole un pañuelo de papel.

-Vamos a casa cariño, vamos a jugar a parchís como cuando eras pequeña y yo haré como que no me doy cuenta de tus trampas.- Empezamos a caminar y me echa un brazo por encima y me aprieta como si quisiera hacerme daño.

-¡Eh, el que hacías trampas eras tú!-, Ya no llora, ahora ríe, como cuando era pequeña, pero ahora sé lo que antes no sabia y es que ya dejo de ser “mi niña”.

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